domingo, 14 de abril de 2024

capítulo 4 – los pasillos de la metáfora

 


es una puerta misteriosa, por la que ya hemos pasado sin saber o sabiendo

el origen de las palabras y también la relación entre las palabras y las cosas es un misterio

desde aquel Cratilo

Crátilo sostiene la concepción presocrática de que la palabra contiene ciertos sonidos que expresan la esencia de lo nombrado. Así, dice: «El que conoce los nombres conoce también las cosas». Según esta tesis, hay letras idóneas para cosas blandas, otras para cosas líquidas, etcétera

que cita Borges:

 

En su poema El Golem, Jorge Luis Borges evoca la polémica del coloquio platónico, y dice en el primer cuarteto:

Si (como afirma el griego en el Cratilo)

El nombre es arquetipo de la cosa,
En las letras de rosa está la rosa

Y todo el Nilo en la palabra Nilo.

 

hasta el mundo actual donde entre tantas miradas las palabras remplazan a las cosas

 

tenemos en el universo de la poesía –pero también de la vida cotidiana- ese combustible hermoso que es la metáfora

 

La metáfora (del latín metaphŏra, tomado a su vez del griego μεταφορά; propiamente “traslado”, “desplazamiento”; derivado de metapheró “yo transporto”) es una figura literaria que se refiere directamente a una cosa mencionando otra,1​es decir, es el desplazamiento de significado entre dos términos con una finalidad estética. La metáfora es también una de las figuras retóricas más importantes.

esa es la definición de diccionario pero qué es para mi sentir la metáfora

es el fuego del lenguaje, el corazón de la poesía

desde cuando niño escribí trillado y cursi sus ojos son cielos azules

entré a un universo donde todo se transforma

porque un caballo es un ángel marrón, o un refucilo del campo, o el motor del carro y así hasta el infinito

nada es lo que es

entre otras cosas porque no sabemos qué es lo que es

abrimos la boca y emitimos un sonido loco al que llamamos palabras

y siempre hay un reemplazo que además es una re creación

si yo digo unicornio ya está la imagen en nuestras cabezas

todo el lenguaje es mágico

lo mismo si digo tractor

y la metáfora es un paso más, es esa herramienta que nos permite expresar cosas inexpresables

-o que si las expresamos sin metáfora quedan pobres: sería tus ojos son lindos/ en vez de ser cielos portales ventanas al otro lado, lagos , lagunas etc.

 

miren cómo delira Borges con la metáfora:

Y ahora pasaremos a algo muy trillado, algo que quizá les haga sonreír: la comparación entre mujeres y flores, y también entre flores y mujeres. Aquí, evidentemente, los ejemplos son abundantísimos. Pero hay uno que me gustaría recordar (puede que no les resulte familiar) de esa obra maestra inacabada, Weir of Hermiston, de Robert Louis Stevenson. Cuenta Stevenson cómo su héroe va a la iglesia, en Escocia, donde ve a una chica: una chica preciosa, según se nos hace saber. y sabemos que el héroe está a punto de enamorarse de ella. Porque la mira, y entonces se pregunta si existe un alma inmortal dentro de esa figura bellísima, o si sólo es un animal del color de las flores. Y la brutalidad de la palabra «animal-queda destruida, sin duda, por «el color de las flores». No creo que necesitemos más ejemplos de este modelo, que se encuentra en todas las épocas, en todas las lenguas, en todas las literaturas. 

Pasemos ahora a otro de los modelos esenciales de metáfora: el de la vida como sueño, esa sensación de que nuestra vida es un sueño. El ejemplo evidente que se nos ocurre es «We are such stuff as dreams are made on» («Estamos hechos de la misma materia que los sueños»). Ahora bien, aunque quizá suene a blasfemia -amo demasiado a Shakespeare para que eso me preocupe-, creo que aquí, si lo examinamos (y no creo que debamos examinarlo muy de cerca; antes bien. debemos agradecerle a Shakespeare y sus otros muchos dones), hay una levísima contradicción entre el hecho de que nuestras vidas sean como un sueño o posean la esencia de un sueño, y la afirmación, un poco tajante, «Estamos hechos de la misma materia que los sueños». Porque, si somos reales en un sueño, o si sólo somos soñadores de sueños, entonces me pregunto si podemos hacer semejantes afirmaciones categóricas. La frase de Shakespeare pertenece más a la filosofía o a la metafísica que a la poesía, aunque, desde luego, el contexto la realza y eleva a poesía. 

Otro ejemplo del mismo modelo procede de un gran poeta alemán; un poeta menor al lado de Shakespeare (pero supongo que todos los poetas son menores a su lado, excepto dos o tres). Se trata de una famosa pieza de Walter van der Vogelweide. Supongo que se dice así (me pregunto qué tal es mi alemán medieval; tendrán ustedes que perdonarme): «Ist mir min leben getroumet, oder ist es war?» («¿He soñado mi o fue un sueño?»). Creo que esto se acerca más a lo que el poeta intenta decir, pues en lugar de una afirmación categórica encontramos una pregunta. El poeta está perplejo. Nos ha sucedido a todos nosotros, pero no lo hemos expresado como Walter van der Vogelweide. El poeta se pregunta a sí mismo: «Ist mir min leben getroumet, oder ist es war?», y su duda nos trae, creo, esa esencia de la vida como sueno. 

No recuerdo si en la conferencia anterior (porque es una frase que cito muchas veces, siempre, y la llevo citando toda la vida) les cité al filósofo chino Chuang Tzu. Soñó que era una mariposa y, al despertar, no sabía si era un hombre que había soñado ser una mariposa, o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre. Creo que esta metáfora es la más delicada. Primero, porque empieza con un sueño, y, luego, cuando Chuang Tzu despierta, su vida sigue teniendo algo de sueño. y, segundo, porque, con una especie de casi milagrosa felicidad, el filósofo ha elegido el animal adecuado. Si hubiera dicho «Chuang Tzu soñó que era un tigre» sería insustancial. Una mariposa tiene algo de delicado y evanescente. Si fuéramos sueños, para sugerirlo fielmente necesitaríamos una mariposa y no un tigre. Si Chuang Tzu hubiera soñado que era un mecanógrafo, no hubiera acertado en absoluto. O una ballena: tampoco sería un acierto. Creo que eligió exactamente la palabra precisa para lo que se proponía decir. 

 

**

pero bueno retrocediendo

accedemos a la metáfora por la comparación

el famoso como

es como la pistitita de lanzamiento para empezar a volar

el caballo es “como” un  refucilo marrón

piensen una situación cotidiana, esperar en el banco

la espera en el banco, un calvario

encontrarse con un nieto, la luz de mis ojos

como ven, la poesía no está solo en la literatura está en toda la vida

y la metáfora es lo que amplía nuestro lenguaje, lo expande, lo hace infinito

lo convierte en mil millones de maneras de nombrar a las cosas

Un ejemplo hermoso y con muchas capas es esta canción de Falú y Dávalos, donde la golondrina que ya en sí es metáfora genera una multitud de metáforas con una profundidad que nos invita a sumergirnos en cada una de ellas.

 

Las golondrinas

poema/ canción de Jaime Da´valos

¿Adónde te irás volando por esos cielos
Brasita negra que lustra la oscuridad?
Detrás de tu vuelo errante mis ojos gozan
¡La inmensidad... la inmensidad!

Veleros de las tormentas, se van las nubes
En surcos de luz dorada se pone el sol
Y como sílabas negras, las golondrinas
¡Dicen adiós... dicen adiós!

Vuela, vuela, vuela, golondrina
Vuelve del más allá
Vuelve desde el fondo de la vida
Sobre la luz, cruzando el mar
Cruzando el mar

Un cielo de barriletes tiene la tarde
El viento en las arboledas cantando va
Y desandando los días, mi pensamiento
¡También se va... también se va!

Cuando se acorten los días junto a mi sombra
Y en mi alma caiga sangrando el atardecer
Yo levantaré los ojos pidiendo al cielo
¡Volverte a ver... volverte a ver!

Vuela, vuela, vuela, golondrina
Vuelve del más allá
Vuelve desde el fondo de la vida
Sobre la luz
¡Cruzando el mar... cruzando el mar!

-con música de Eduardo Falú-

 


 

En el habla cotidiana la metáfora está en miles de construcciones:

de hecho decimos que asoma el sol o sale el sol aunque sabemos que es la tierra la que está girando:

Su hermano lo iluminó con sus consejos.

Su abuelo es un pozo de sabiduría.

Mi tiempo vale oro.

Me has robado bastante tiempo.

Me has robado una sonrisa.

Solo el tiempo lo dirá.

Tiene el ánimo por el piso.

Estas inmerso en un vacío.

Estás en la primavera de la vida.

Llegué volando.

Es un ejercicio divertido descomponerlas y mezclarlas, re inventarlas:

“el viento es oro”

Por último juego a traer algunas metáforas sueltas sobre esta hermosa actividad que escribir:

volcarse en la página

construir edificios con palabras

bailar con la lapicera

el decir llueve sobre el silencio

los gritos, que estaban dormidos asoman en pequeños brotes

traducir el corazón

ser dichos en un tejido de sonidos

la ropa que desnuda la imaginación

 

y les invito a que piensen-inventen algunas más.


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