domingo, 26 de marzo de 2023

CAPÍTULO CUATRO – el telescopio de la imagen

 





la imagen aparece en nuestra escritura como una cámara de fotografiar con palabras, o dibujar o pintar con palabras

las palabras son esa nave para tele transportarse en el espacio y el tiempo para que al leer VEAMOS  lo que el otro vio –en la realidad o en su imaginación o en una mezcla de las dos-

el imago que está en el origen, en la  etimología de la palabra imagen significa  retrato y también copia y también imitación

cuando la imagen es con palabras es una imitación por transporte, que traducimos en nuestra mente

la frase una ventana con el marco de color amarillo y una cortina roja

ya nos hizo ver a cada uno una versión de esa ventana

como ya veremos la imagen puede tener ingredientes que transmiten cómo podemos re armar esa realidad

vuelvo al ejemplo con agregados

una ventana luminosa con marco de color amarillo y una cortina roja

nos hace ver algo distinto

que

una ventana antigua y abandonada con su marco de color amarillo y una cortina roja

nos hace ver

pero y es una característica de la  escritura literaria

nos hace sentir

la imagen se hace triste o se hace alegre

La idea de imagen poética nos lleva hacia una nueva forma de concebir lo que se experimenta como imagen. En la poesía, la imagen deja de representar un objeto conceptual para sobrepasarlo y ser un objeto nuevo que va más allá de la idea que ya teníamos de él. Esto quiere decir que las mismas palabras que usamos siempre abandonan los sentidos cotidianos. Son capaces de mostrar cosas nuevas, nunca antes sentidas.

la imagen muestra, pero no explica

tomado de por ahí, es asombro:

Frecuentemente, la asociamos con el sentido de la vista, pero lo cierto es que, al escribir un poema, la imagen puede experimentarse con todos los sentidos. ¿Cómo es posible, si no, que la palabra pueda emocionarnos a partir de una imagen que no vemos con los ojos?

 

En este centrarnos en la imagen podemos también hacer una reflexión sobre la lectura: leer es mirar

en un primer plano el más sencillo pero como lo hacemos automáticamente no lo pensamos: leer es mirar una página o papel o pantalla que tenga dibujados estos signos que son las letras y que se agrupan en palabras

el texto en sí es una imagen –como ya veremos otro día también hablando de poesía visual y poesía concreta y caligramas

 

se dice que en poesía:

La aprehensión de todas estas notas dispersas y contradictorias no es obstáculo para que, en el mismo acto, se nos dé el significado de la silla: el ser un mueble, un utensilio. Pero si queremos describir nuestra percepción de la silla, tendremos que ir con tiento y por panes: primero, su forma, luego su color y así sucesivamente hasta llegar al significado. En el curso del proceso descriptivo se ha ido perdiendo poco a poco la totalidad del objeto. Al principio la silla sólo fue forma, más tarde cierta clase de madera y finalmente puro significado abstracto: la silla es un objeto que sirve para sentarse. En el poema la silla es una presencia instantánea y total, que hiere de golpe nuestra atención. El poeta no describe la silla: nos la pone enfrente. Como en el momento de la percepción, la silla se nos da con todas sus contrarias cualidades y, en la cúspide, el significado. Así, la imagen reproduce el momento de la percepción y constriñe al lector a suscitar dentro de sí al objeto un día percibido. El verso, la frase—ritmo, evoca, resucita, despierta, recrea. O como decía Machado: no representa, sino presenta. Recrea, revive nuestra experiencia de lo real. No vale la pena señalar que esas resurrecciones no son sólo las de nuestra experiencia cotidiana, sino las de nuestra vida más oscura y remota.

El poema nos hace recordar lo que hemos olvidado: lo que somos realmente.

La silla es muchas cosas a la vez: sirve para sentarse, pero también puede tener otros usos. Y otro tanto ocurre con las palabras. Apenas reconquistan su plenitud, readquieren sus perdidos significados y valores. La ambigüedad de la imagen no es distinta a la de la realidad, tal como la aprehendemos en el momento de la percepción: inmediata, contradictoria, plural y, no obstante, dueña de un recóndito sentido. Por obra de la imagen se produce la instantánea reconciliación entre el nombre y el objeto, entre la representación y la realidad. Por tanto, el acuerdo entre el sujeto y el objeto se da con cierta plenitud. Ese acuerdo sería imposible si el poeta no usase del lenguaje y si ese lenguaje, por virtud de la imagen, no recobrase su riqueza original. Mas esta vuelta de las palabras a su naturaleza primera —es decir, a su pluralidad de significados— no es sino el primer acto de la operación poética. Aún no hemos asido del todo el sentido de la imagen poética.


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Así, la imagen es un recurso desesperado contra el silencio que nos invade cada vez que intentamos expresar la terrible experiencia de lo que nos rodea y de nosotros mismos. El poema es lenguaje en tensión: en extremo de ser y en ser hasta el extremo. Extremos de la palabra y palabras extremas, vueltas sobre sus propias entrañas, mostrando el reverso del habla: el silencio y la no significación. Más acá de la imagen, yace el mundo del idioma, de las explicaciones y de la historia. Más allá, se abren las puertas de lo real: significación y no—significación se vuelven términos equivalentes. Tal es el sentido último de la imagen: ella misma.

 

Algunos ejemplos de imagen poética:

Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia. 

//

los pájaros dibujan en mis ojos

pequeñas jaulas

Alejandra Pizarnik

libro: Entre la imagen y la palabra

LIBRO: ENTRE LA IMAGEN Y LA PALABRA


CAÍTULO ZAFÓN

Yo quiero que el viento se quede sin valles. Quiero que la noche se quede sin ojos,  y mi corazón sin la flor de oro. (Federico García Lorca)

Es entonces cuando el cielo y yo conversamos con libertad, y así seré útil cuando al fin me tienda: entonces los árboles podrán tocarme por una vez, y las flores tendrán tiempo para mí. (Sylvia Plath)

Tomamos de por ahí un intento de clasificación de las imágenes en relación a los sentidos:

Imágenes visuales: Ayudan a crear una escena visual al lector. Ej.: “El tiempo dentro de una botella / a la deriva / en el centro de un océano sin nombre”.

Imágenes auditivas: Ayudan a crear sensaciones de sonidos en el lector: Ej.: “¿Cruje el paso del fantasma / aunque ya no tenga un cuerpo / o apenas se escucha el viento / de la tierra que arrastra?”.

Imágenes olfativas: Igual que lo anterior, pero con el sentido del olfato. Ej.: “El viento trae el olor del orégano / la certeza / de esta casa vacía”.

Imágenes táctiles: Sobre el sentido del tacto. Ello involucra la sensación de calor, frío, suavidad, dureza, sequedad, humedad, etc. Ej.: “Dormir rodeado de alfombras / de pieles / de telas suaves / ungido en aceites naturales / Despertar igual de reseco / como corteza expuesta al sol”.

Imágenes gustativas: Se refiere la descripción de sabores. Ej.: “Puedo decir que probé tu boca de manzana / y de ello me quedó el amargor de la naranja”.

Imágenes orgánicas: Tratan sobre las sensaciones que nos producen nuestros órganos vitales, como el hambre, la sed, el dolor, la fatiga, el sueño, etc. Ej.: “Se me hunde el estómago / en un naufragio sin rescate / en el vacío de un hambre ancestral”.

Imágenes cinestésicas: Según los distintos especialistas, una imagen cinestésica puede ser la que se ocupa de las sensaciones de movimiento (“Detenido / sin respirar / viajo junto al planeta / junto al sistema solar / No puedo hacer huelga de movimiento”), o de las sensaciones externas al autor (“el triste viento pronto despertó / arrancó las copas de los olmos por despecho”), o de la mezcla de más de un sentido (“Mirar tus ruidos al pasar / respirar los colores de tu amargura”).

 

 

 

 

En narrativa la imagen puede  cumplir esa misma función simbólica.   

Pero también lógicamente un rol en la descripción –que ya trabajaremos-

y también puede ser una manera de contar, como una sucesión de fotografías

1-Ana sentada en el escalón de la calle

2- Carlos en el auto  por una calle vacía

3-  Ana  y Carlos en el auto, escapan de la ciudad

Son secuencias en las que las imágenes pueden dar un clima, un contexto, un marco sentimental y también un ritmo o una velocidad de las cosas

Pensemos la lectura de este fragmento en clave de pensar atención a las imágenes:

“—Daniel, lo que vas a ver hoy no se lo puedes contar a nadie. Ni a tu amigo Tomás. A Un hombrecillo con rasgos de ave rapaz y cabellera plateada nos abrió la puerta. Su mirada aguileña se posó en mí, impenetrable. —Buenos días, Isaac. Este es mi hijo Daniel —anunció mi padre—. Pronto cumplirá once años, y algún día él se hará cargo de la tienda. Ya tiene edad de conocer este lugar. El tal Isaac nos invitó a pasar con un leve asentimiento. Una penumbra azulada lo cubría todo, insinuando apenas trazos de una escalinata de mármol y una galería de frescos poblados con figuras de ángeles y criaturas fabulosas. Seguimos al guardián a través de aquel corredor palaciego y llegamos a una gran sala circular donde una auténtica basílica de tinieblas yacía bajo una cúpula acuchillada por haces de luz que pendían desde lo alto. Un laberinto de corredores y estanterías repletas de libros ascendía desde la base hasta la cúspide, dibujando una colmena tramada de túneles, escalinatas, plataformas y puentes que dejaban adivinar una gigantesca biblioteca de geometría imposible. Miré a mi padre, boquiabierto. Él me sonrió, guiñándome el ojo. —Daniel, bienvenido al Cementerio de los Libros Olvidados. Salpicando los pasillos y plataformas de la biblioteca se perfilaban una docena de figuras. Algunas de ellas se volvieron a saludar desde lejos, y reconocí los rostros de diversos colegas de mi padre en el gremio de libreros de viejo. A mis ojos de diez años, aquellos individuos aparecían como una cofradía secreta de alquimistas conspirando a espaldas del mundo. Mi padre se arrodilló junto a mí y, sosteniéndome la mirada, me habló con esa voz leve de las promesas y las confidencias. —Este lugar es un misterio, Daniel, un santuario. Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y se hace fuerte. Hace ya muchos años, cuando mi padre me trajo por primera vez aquí, este lugar ya era viejo. Quizá tan viejo como la misma ciudad. Nadie sabe a ciencia cierta desde cuándo existe, o quiénes lo crearon. Te diré lo que mi padre me dijo a mí. Cuando una biblioteca desaparece, cuando una librería cierra sus puertas, cuando un libro se pierde en el olvido, los que conocemos este lugar, los guardianes, nos aseguramos de que llegue aquí. En este lugar, los libros que ya nadie recuerda, los libros que se han perdido en el tiempo, viven para siempre, esperando llegar algún día a las manos de un nuevo lector, de un nuevo espíritu. En la tienda nosotros los vendemos y los compramos, pero en realidad los libros no tienen dueño. Cada libro que ves aquí ha sido el mejor amigo de alguien. Ahora solo nos tienen a nosotros, Daniel. ¿Crees que vas a poder guardar este secreto? Mi mirada se perdió en la inmensidad de aquel lugar, en su luz encantada. Asentí y mi padre sonrió. —¿Y sabes lo mejor? —preguntó. Negué en silencio. —La costumbre es que la primera vez que alguien visita este lugar tiene que escoger un libro, el que prefiera, y adoptarlo, asegurándose de que nunca desaparezca, de que siempre permanezca vivo. Es una promesa muy importante. De por vida —explicó mi padre—. Hoy es tu turno. Por espacio de casi media hora deambulé entre los entresijos de aquel laberinto que olía a papel viejo, a polvo y a magia. Dejé que mi mano rozase las avenidas de lomos expuestos, tentando mi elección. Atisbé, entre los títulos desdibujados por el tiempo, palabras en lenguas que reconocía y decenas de otras que era incapaz de catalogar. Recorrí pasillos y galerías en espiral pobladas por cientos, miles de tomos que parecían saber más acerca de mí que yo de ellos. Al poco, me asaltó la idea de que tras la cubierta de cada uno de aquellos libros se abría un universo infinito por explorar y de que, más allá de aquellos muros, el mundo dejaba pasar la vida en tardes de fútbol y seriales de radio, satisfecho con ver hasta allí donde alcanza su ombligo y poco más. Quizá fue aquel pensamiento, quizá el azar o su pariente de gala, el destino, pero en aquel mismo instante supe que ya había elegido el libro que iba a adoptar. O quizá debiera decir el libro que me iba a adoptar a mí. Se asomaba tímidamente en el extremo de una estantería, encuadernado en piel de color vino y susurrando su título en letras doradas que ardían a la luz que destilaba la cúpula desde lo alto. Me acerqué hasta él y acaricié las palabras con la yema de los dedos, leyendo en silencio.”

De El cementerio de los libros olvidados, de Carlos Luis Zafón


LIBRO ZAFON


En ocasiones, volviendo a la poesía, la potencia del poema está en la enumeración de imágenes:

  ¿Qué has visto hijo mío
de los ojos azules?
¿Qué has visto mi pequeño
querido?
Vi un niño recién nacido con lobos salvajes
a su alrededor;
Vi una carretera de oro sin nadie
en ella
Vi una rama negra con sangre
que seguía cayendo
Vi un cuarto lleno de hombres
con martillos ensangrentados
Vi una blanca escala toda cubierta
de agua
Vi diez mil conversadores con las lenguas
todas rotas
Vi revólveres y espadas filosas en las manos
de pequeñuelos
Y es una fuerte, fuerte, fuerte, fuerte,
Y es una fuerte lluvia la que va a caer

Bob Dylan

 

Como cuadros vivos entre la percepción y la imaginación, las imágenes nos recorren todo el tiempo. Las imágenes hechas con palabras tienen infinitas posibilidades de ser. En la fotografía todos vemos el mismo árbol verde. En la frase el árbol verde y tenebroso todos estamos viendo ese árbol creado a la forma de la mente de cada uno.

Termino con este poema de Federico García Lorca y su versión musicalizada, imágenes que cantan:

En Viena hay diez muchachas,
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.
Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada.

Este vals, este vals, este vals,
de sí, de muerte y de coñac
que moja su cola en el mar.

Te quiero, te quiero, te quiero,
con la butaca y el libro muerto,
por el melancólico pasillo,
en el oscuro desván del lirio,
en nuestra cama de la luna
y en la danza que sueña la tortuga.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals de quebrada cintura.

En Viena hay cuatro espejos
donde juegan tu boca y los ecos.
Hay una muerte para piano
que pinta de azul a los muchachos.
Hay mendigos por los tejados.
Hay frescas guirnaldas de llanto.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals que se muere en mis brazos.

Porque te quiero, te quiero, amor mío,
en el desván donde juegan los niños,
soñando viejas luces de Hungría
por los rumores de la tarde tibia,
viendo ovejas y lirios de nieve
por el silencio oscuro de tu frente.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals del "Te quiero siempre".

En Viena bailaré contigo
con un disfraz que tenga
cabeza de río.
¡Mira qué orilla tengo de jacintos!
Dejaré mi boca entre tus piernas,
mi alma en fotografías y azucenas,
y en las ondas oscuras de tu andar
quiero, amor mío, amor mío, dejar,
violín y sepulcro, las cintas del vals.





domingo, 19 de marzo de 2023

CAPÍTULO 3 – galaxia NARRAR


 

el encuentro cósmico es esta vez como en la poesía con una galaxia enorme y muy antigua, una de las curiosas características que en este universo infinito nos convierte en esto que llamamos seres humanos

el narrar

desde nuestro primitivo encuentro con la vida, con el fuego, con los terrores y maravillas de la naturaleza

contar

tejer con palabras una historia

una historia larga y antigua

una historia corta y reciente

un relato de hechos de algo que sucedió en la realidad, o que se inventan con la imaginación o –lo más frecuente- una mezcla de esas dos posibilidades

los planetas y lunas y asteroides y estrellas y sistemas gigantes en la galaxia narrativa: crónica, cuento, novela, carta, relato histórico, leyenda, mito, relato periodístico, poema épico, bitácora, diario personal, diario de viajes, teatro, anotación personal, etc.

en la infancia nos encontramos con ese tiempo afuera del tiempo de los cuentos clásicos: había una vez

vamos conociendo relatos que provienen de culturas lejanas o cercanas, fantasías en sí mismas o cuentos con finalidad como las fábulas o cuentos religiosos

y en un pequeño aparte de la literatura en la cultura actual consumimos historias: series y películas, novelas, que nos atrapan en su manera de contarnos algo

en general no es tema de lo que nos están contando lo que nos atrapa sino el cómo se nos cuenta

una historia puede empezar por el principio y seguir el tiempo linal, o puede empezar por el final o por la mitad e ir y venir, puede estar lleno de trucos como que una cosa al final es lo contrario de lo que se dice al principio

una historia nos puede llevar al asombro, al miedo, a la sorpresa, a la complejidad, a la risa, al llanto

en algún punto algo o alguien puede ser con que o con quién nos identificamos, una historia a veces leída la sentimos con la misma intensidad que si la estuviésemos viviendo

por otro lado contar es un hacer que a veces se nos vuelve difícil cuando lo hacemos por escrito –cuando conversando fluye-

nos cuesta saber si abundar en detalles o al contrario hacer un recorte y una síntesis, nos exigimos formas y el “escribir bien”, la originalidad y hacer atrapante el relato, exigencias todas que nos van trabando y alejando de lo que tenemos ganas de contar

imaginando sabemos o intuimos que cualquier circunstancia humana, por más mínima e insignificante que parezca puede volverse un cuento

dice Ricardo Piglia

Todas las historias del mundo se tejen con la trama de nuestra propia vida. Lejanas, oscuras, son mundos paralelos, vidas posibles, laboratorios donde se experimenta con las pasiones personales.

texto de Piglia Clik

Toda historia comporta una utilidad, de alguna u otra forma. Ya sea algún consejo, alguna mirada o alguna experiencia digna de ser transmitida. Pero sobre todo constituye una forma de comunicación artística capaz de reproducir un universo completo en la imaginación de los lectores-receptores y de suscitar una emoción concreta. El arte de la ficción tiene cierto componente mágico por esa capacidad de crear un significado de la nada, tan solo a través de imágenes verbales articuladas por la voz de un narrador ficticio. Es el arte de mostrar verdades a través de una gran mentira.

Estamos hablando de «arte»  y, sin embargo, muchos autores insisten en el carácter artesanal de la narración. La narración es un oficio que cumple una importante función social y cultural. El narrador establece una relación artesanal con su material (la experiencia de la vida humana y su imaginación) y lo transforma con sus herramientas en un producto bello, útil y único.

 

Un texto narrativo –ya sea escrito o hablado- es como un organismo vivo:

tiene su respiración y su pulso, en sus pausas, sus colores

tiene voces dentro de una voz, vibraciones rítmicas de las palabras con las que se evocan instantes, hechos, pensamientos, sentimientos, señales de los sentidos y la percpepción

tiene su personalidad, su forma de ser

porque una historia se puede contar de mil maneras

el cómo contar, qué contar y a quién contarlo hacen a el atractivo y misterioso azar de la literatura como hacer humano y de comunicación

al contar una historia podemos por lo menos traicionar al tiempo –que en nuestro vivir nos domina y arrastra de manera tan indetenible-

podemos ir hacia atrás, detener el tiempo, viajar al futuro e incluso entrar en ese tiempo mítico –el tiempo afuera del tiempo de algunos relatos fantásticos

podemos ser otros, jugar a ser pequeños dioses omniscientes decidiendo destinos de nuestros personajes

podemos asombrarnos y llegar a sentir que la historia “cobra vida propia” –una sensación que cuentan tener muchos escritores

unas palabras del escritor premio nobel Orhan Pamuk

El escritor es capaz de contar su propia vida como si fuera la de otro a la vez que cuenta con palabras las historias de otros que son tradición. La literatura es la experiencia más valiosa que el ser humano ha creado para comprenderse a sí mismo. Escribir te hace sentir que todos los seres humanos se parecen, que los demás tienen heridas parecidas y que por eso te comprenderán… Escribo para que todo el mundo sepa la vida que hemos llevado y seguimos llevando yo, los otros, todos nosotros 

//

En la narración literaria, se busca “ponernos en la situación que vivieron otros” para acercarnos a sus experiencias. Si bien los personajes son seres imaginados por el escritor, son construidos con datos de la realidad para impactar a los lectores con el relato de lo que posiblemente experimentaron (Pamuk: 2007). Pero ¿quién es ese otro al que queremos representar? ¿Cuáles historias merecen ser narradas?

Ángeles Mastretta afirma que sus recuerdos de infancia en la ciudad de Puebla le permiten volver a presentar formas de hablar, vestir y hasta de callar de las mujeres en sus novelas Arráncame la vida o Mujeres de ojos grandes, transportándonos a situaciones que no nos pertenecen, sino a través de la narración. En tanto, Judith Butler afirma: “Una vida que ha contado como una vida que merece ser llorada, es una vida que necesita ser contada.”

Según Heidegger, el escritor se ubica en el daseinen el estar ahí (Heidegger, 1971). Yo agregaría no sólo se trata de estar ahí, sino de estar ahí siendo, viviendo los sentimientos que posiblemente experimentaron quienes ya no están ahí, en un ejercicio de fantasía creativa que nos permite la comprensión de el otro. Así, la literatura también es una forma de conocer. Porque nos lleva a lugares desconocidos y nos permite sentir, o “vivir” a través de nuestra imaginación, momentos o espacios donde no podríamos estar sino a partir de la lectura, lo que permite ampliar nuestro horizonte conceptual.

Habermas agrega que la literatura nos permite enfrentar la realidad desde diferentes perspectivas, enriqueciendo nuestra visión del mundo. 

//

todos y todas podemos ser el escritor, no hace falta serlo de forma profesional, solo permitirnos el paso de comenzar a escribir

no hay recetas ni formulas

sí encontramos cada uno señales como en una ruta sin rumbo

pequeños trucos

contagios de lo que leemos

cosas que descubrimos porque nos funcionan con el ensayo y error de cada cual

 

ya veremos cómo las galaxias narración y poesía se habitan y se incluyen entre sí, se tocan como en esta cita de Borges

Hay que señalar otro hecho: los poetas parecen olvidar que, alguna vez, contar cuentos fue esencial y que contar una historia y recitar unos versos no se concebían como cosas diferentes. Un hombre contaba una historia, la cantaba; y sus oyentes no lo consideraban un hombre que ejercía dos tareas, sino más bien un hombre que ejercía una tarea que poseía dos aspectos. O quizá no tenían la impresión de que hubiera dos aspectos, sino que consideraban todo como una sola cosa esencial. 

“ero hay algo a propósito del cuento, del relato, que siempre perdurará. No creo que los hombres se cansen nunca de oír y contar historias. y si junto al placer de oír historias conservamos el placer adicional de la dignidad del verso, entonces algo grande habrá sucedido.

click texto de Borges

el año pasado en el capítulo 4 de Bestiario de escrituras que pueden re mirar en este mismo blog citábamos al escritor Paul Auster que nombramos en estos días

Un escritor contemporáneo que siempre reflexiona sobre el arte de narrar es Paul Auster, quien también "desacraliza" la literatura, dándonos a ver que todas las personas "comunes" tenemos la posibilidad de contar historias.

 

 La narrativa, sin embargo, se halla en una esfera un tanto diferente de las demás artes. Su medio es el lenguaje, y el lenguaje es algo que compartimos con los demás, común a todos nosotros. En cuanto aprendemos a hablar, empezamos a sentir avidez por los relatos. Los que seamos capaces de rememorar nuestra infancia recordaremos el ansia con que saboreábamos el cuento que nos contaban en la cama, el momento en que nuestro padre, o nuestra madre, se sentaba en la penumbra junto a nosotros con un libro y nos leía un cuento de hadas. Los que somos padres no tendremos dificultad en evocar la embelesada atención en los ojos de nuestros hijos cuando les leíamos un cuento. ¿A qué se debe ese ferviente deseo de escuchar? Los cuentos de hadas suelen ser crueles y violentos, describen decapitaciones, canibalismo, transformaciones grotescas y encantamientos maléficos. Cualquiera pensaría que esos elementos llenarían de espanto a un crío; pero lo que el niño experimenta a través de esos cuentos es precisamente un encuentro fortuito con sus propios miedos y angustias interiores, en un entorno en el que está perfectamente a salvo y protegido. Tal es la magia de los relatos: pueden transportarnos a las profundidades del infierno, pero en realidad son inofensivos.

Al fin y al cabo, la novela no es el único venero de historias. El cine, la televisión y hasta los tebeos producen obras de ficción en cantidades industriales, y el público continúa tragándoselas con gran pasión. Ello se debe a la necesidad de historias que tiene el ser humano. Las necesita casi tanto como el comer, y sea cual sea la forma en que se presenten –en la página impresa o en la pantalla de televisión–, resultaría imposible imaginar la vida sin ellas.

Por último, es solo el inicio del recorrido hacia semejante inmensidad: todo lo que se puede contar

El infinito en la cabeza de un alfiler

Esto que nos reúne a escribir leer decir contar escucharnos


domingo, 12 de marzo de 2023

capítulo 2 – GALAXIA POESÍA

 




COMO AL MIRAR el cielo de la noche despejada en un campo o en un corte de luz, aparece lo inabarcable

una galaxia, una constelación de mundos y lunas y movimiento: es la poesía

porque es mucho más que un género literario como la estudiamos en la escuela

como el amor, es de esas cosas que no se dejan encerrar en una definición única

existe desde que somos seres con lenguaje, es decir miles de años

ha cumplido funciones de orden social, amoroso, religioso, político, también humorístico

el qué es de la poesía lo vamos a jugar en el taller

 

pero por otro lado podemos jugar con el dónde es

poesía es sí en un libro de poemas

también es en

un nacimiento

un amor/ desamor

la muerte

un trabajo hecho para el otro

 

así podríamos jugar con el cómo es

la poesía es profunda

musical

imaginativa

extraña

sensible

sentimental

emotiva

política

exagerada

ritual

intensa

rítmica

 

 

o el para qué o con quién etc.

 

entre los para qué ha sido desde el principio de los tiempos una manera cantada de memoria de los hechos históricos

de evocar los misterios que nos abruman del universo y la naturaleza con sus dioses y su magia y las evocaciones

su función de rito amoroso y cortejo

su para qué relacionado comunicarse con el más allá en textos que se convirtieron en religiosos

como en los salmos

 

 

 

El poeta mexicano Octavio Paz nos deja esta poderosa reflexión acerca de la poesía

 

 

 



Octavio Paz, en su texto El Arco y la Lira, realizó una profunda reflexión sobre la poesía, su función social y una crítica histórica sobre la poética. Por este motivo, en el Día Mundial de la Poesía, compartimos un fragmento en el que el Premio Nobel ahondó sobre una pregunta que todos nos hacemos: ¿Qué es la poesía y para qué nos sirve en la sociedad?

 

La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro. Pan de los elegidos; alimento maldito. Aísla; une. Invitación al viaje; regreso a la tierra natal. Inspiración, respiración, ejercicio muscular. Plegaria al vacío, diálogo con la ausencia: el tedio, la angustia y la desesperación la alimentan. Oración, letanía, epifanía, presencia. Exorcismo, conjuro, magia. Sublimación, compensación, condensación del inconsciente. Expresión histórica de razas, naciones, clases. Niega a la historia: en su seno se resuelven todos los conflictos objetivos y el hombre adquiere al fin conciencia de ser algo más que tránsito. Experiencia, sentimiento, emoción, intuición, pensamiento no-dirigido. Hija del azar; fruto del cálculo. Arte de hablar en una forma superior; lenguaje primitivo. Obediencia a las reglas; creación de otras. Imitación de los antiguos, copia de lo real, copia de una copia de la Idea. Locura, éxtasis, logos. Regreso a la infancia, coito, nostalgia del paraíso, del infierno, del limbo. Juego, trabajo, actividad ascética. Confesión. Experiencia innata. Visión, música, símbolo. Analogía: el poema es un caracol en donde resuena la música del mundo y metros y rimas no son sino correspondencias, ecos, de la armonía universal. Enseñanza, moral, ejemplo, revelación, danza, diálogo, monólogo. Voz del pueblo, lengua de los escogidos, palabra del solitario. Pura e impura, sagrada y maldita, popular y minoritaria, colectiva y personal, desnuda y vestida, hablada, pintada, escrita, ostenta todos los rostros pero hay quien afirma que no posee ninguno: el poema es una careta que oculta el vacío, ¡prueba hermosa de la superflua grandeza de toda obra humana!

 

 

y a su vez esta marca entre poesía y poema

 

Al preguntarle al poema por el ser de la poesía, ¿no confundimos arbitrariamente poesía y poema? Ya Aristóteles decía que "nada hay de común, excepto la métrica, entre Homero y Empédocles; y por esto con justicia se llama poeta al primero y fisiólogo al segundo". Y así es: no todo poema -o para ser exactos: no toda obra construida bajo las leyes del metro- contiene poesía. Pero esas obras métricas ¿son verdaderos poemas o artefactos artísticos, didácticos o retóricos? Un soneto no es un poema, sino una forma literaria, excepto cuando ese mecanismo retórico -estrofas, metros y rimas- ha sido tocado por la poesía. Hay máquinas de rimar pero no de poetizar. Por otra parte, hay poesía sin poemas; paisajes, personas y hechos suelen ser poéticos: son poesía sin ser poemas. Pues bien, cuando la poesía se da como una condensación del azar o es una cristalización de poderes y circunstancias ajenos a la voluntad creadora del poeta, nos enfrentamos a lo poético. Cuando -pasivo o activo, despierto o sonámbulo- el poeta es el hilo conductor y transformador de la corriente poética, estamos en presencia de algo totalmente distinto: una obra. Un poema es una obra. La poesía se polariza, se congrega y aísla en un producto humano: cuadro, canción, tragedia. Lo poético es poesía en un estado amorfo; el poema es creación, poesía erguida. Sólo en el poema la poesía se aísla y revela plenamente. Es lícito preguntar al poema por el ser de la poesía si deja de concebirse a éste como una forma capaz de llenarse con cualquier contenido. El poema no es una forma literaria sino el lugar de encuentro entre la poesía y el hombre. Poema es un organismo verbal que contiene, suscita o emite poesía. Forma y sustancia son lo mismo.

 

siempre rescatamos aquella bandera que enarboló el movimiento surrealista –del que ya hablaremos en otro capítulo de este cosmos-

 

la poesía debe ser hecha por todos –no solo por algunos

 

que es un verso del misterioso Issidore Ducasse, poeta francés que vivió en Uruguay y murió muy joven dejando su obra bajo el seudónimo de Conde de Maldoror

 

de influencia también surrealista el poeta argentino Aldo Pellegrini también afirma la poesía como mucho más que el escribir:

 

Hay una fuerza en el hombre, proveniente del simple hecho de vivir, que condiciona su destino de modo fatal. Esta fuerza se vuelve visible a cada momento a través de las manifestaciones del amor, que tiende a trascender del individuo en una comunión con el todo, tiene sus propias leyes irreductibles a los esquemas racionales. La poesía aparece como expresión de ese impulso hacia el cumplimiento de un destino vital, y la fatalidad de ese destino se revela en la poesía como un hecho indiscutible. La poesía no es, por consiguiente, un lujo o un divertimiento, sino una necesidad, del mismo modo que lo es el amor. Todas las otras necesidades, aun las más perentorias, están subordinadas a esos dos, que en definitiva son los dos aspectos de una misma energía primordial que le confiere su verdadero sentido a la vida. Si penetramos profundamente en el significado del viejo refrán “No sólo de pan vive el hombre” comprobaremos que la lúcida sabiduría popular llega a una convicción análoga. Prescindir de la poesía equivaldría a renunciar a la vida.

Considerado así, lo poético no reside sólo en la palabra; es una manera de actuar, una manera de estar en el mundo y convivir con los seres y las cosas. El lenguaje poético en sus distintas formas (forma plástica, forma verbal, forma musical) no hace más que objetar de un modo comunicable, mediante los signos propios de cada lenguaje particular, esa fuerza expansiva de lo vital. Como consecuencia, el mundo poético está en todos, en la medida en que cada hombre es un ser integral. La clara consigna de Lautréamont, “La poesía debe ser hecha por todos”, no tiene otro sentido. Aquel que ignora la poesía es un mutilado, tal como lo es aquel que ignora el amor.

texto de Pellegrini completo

el recorrido que podemos hacer acerca de la poesía es largo, casi infinito y pasa por todas las épocas y países del mundo, estilos, funciones, recursos, trucos, reflexiones e incluso ciencia

 

la invitación es a zambullirse con la mayor libertad posible y ver cómo surge entre nosotros ese algo con palabras que es la poesía


domingo, 5 de marzo de 2023

TALLER LITERARIO 2023 - UN COSMOS DE ESCRITURAS

 



COSMOS

Este año  la propuesta del taller literario de la escuela municipal de arte se presenta con la metáfora de un recorrido espacial

por ese multiverso, universo de universos que es el lenguaje y sus infinitas maneras de combinarse en palabra, en escritura, en voces

así andaremos por galaxias enormes como la narrativa y la poesía, sistemas planetario precisos como el cuento o incluso lunas y asteroides como la carta o formas pequeñas de poema

constelación de recursos, técnicas, trucos, consignas, disparadores que cada cual dibujará a su manera como cuando inventamos dibujos y símbolos uniendo estrellas

universos como la novela, o incluso la colisión de géneros que estallan y se fusionan como en el teatro y el cine

como estrellas fugases nuestras escrituras sin género de las cosas cotidianas

y los agujeros negros que parecen haberse llevado todas nuestras palabras cuando no se nos ocurre nada

En este primer capítulo la idea es apuntar el telescopio hacia la pregunta de

por qué escribimos

una pregunta que no tiene una respuesta única, además de que siempre una parte de la respuesta es individual y acaso íntima

escribimos porque

leímos y nos contagió crear

para expresar algo doloroso casi incomunicable

porque alguien nos lo sugirió

para llamar la atención de alguien

por una necesidad de comunicarnos de manera diferente

para ser famosos

para hacer catarsis de lo que nos pasa fuerte en la vida

por amor –muchos empezamos escribiendo de amor-

escribimos como una manera de buscar –incluso si no sabemos qué buscamos

o para hacernos un espejo diferente

para conocernos

por diversión de imaginar

para molestar la nada

por una necesidad espiritual/ como una manera de meditación

para contar realidades que desearía cambiar

para llenarnos de dinero

 

Tomado de por ahí los motivos de poetas y escritoras/es

Anna Ajmatova confesó, además, que escribía por sentir un vínculo con el tiempo.

Para adentrarse en los laberintos y no necesariamente querer salir de ellos, como Borges. “Porque estamos aquí, pero querríamos estar allí”, dice Antonio Tabucchi. Por emular la infancia, cuando la niña Almudena Grandes enmendaba la plana a los finales que no le gustaban. Por volver a inventar historias de indios, vaqueros y pitufos, dice David Safier. Porque a la hora de hacerlo, “disfrutar es una palabra que se queda corta”, confiesa Ken Follet.

*

Rosa Montero
Escribo porque no puedo detener el constante torbellino de imágenes que me cruza la cabeza, y algunas de esas imágenes me emocionan tanto que siento la imperiosa necesidad de compartirlas. Escribo para tener algo en qué pensar cuando, en la soledad tenebrosa de la duermevela, por la noche, en la cama, antes de dormir, me asaltan los miedos y las angustias. Escribo porque mientras lo hago estoy tan llena de vida que mi muerte no existe: mientras escribo, soy intocable y eterna. Y, sobre todo, escribo para intentar otorgar al Mal y al dolor un sentido que en realidad sé que no tienen.

*

La vida nueva del escritor argentino César Aira. En un momento de la novela alguien dice al protagonista que «desde el momento en que un joven ponía la lapicera sobre el papel con intención de darle palabras a sus sueños, ya era escritor»

¿Por que escribo Pizarnik?

A.P. – Entre otras cosas, escribo para que no suceda lo que temo; para que lo que me hiere no sea; para alejar al Malo (cf. Kafka). Se ha dicho que el poeta es el gran terapeuta. En este sentido, el quehacer poético implicaría exorcizar, conjurar y, además, reparar

En algunas personas el escribir se vive como una condena: como lo inevitable. Esto habla de una vocación ineludible aunque también otras veces de un mal espiritual o  un problema de salud mental. También como veremos en su momento la escritura como un compromiso llevado al extremo, un compromiso con la realidad en su sentido profundo hasta el punto de la locura o la autodestrucción.

Pero más allá de esas imágenes tormentosas nuestra escritura es nuestra relación con las palabras con sus ritmos, sus formas, sus aromas, sus texturas. Con lo que nos implica cuando nos adentramos en formas literarias: la autoexigencia, el miedo a “escribir mal”, el juicio imaginario que a veces nos inmoviliza y no nos deja avanzar en la página (miedo a no ser original, a ser cursi, a no cumplir una consigna etc.).

El motivo entonces lo encontrará cada uno en su recorrido, aquí la propuesta es jugar, barajar y dar de nuevo cada vez en el encuentro con los otros, ese vínculo grupal que es para mí el mayor sentido o el corazón del taller literario.

termino con unos versos del poeta Roberto Juarroz


se trata de pensar de otro modo las cosas,

 palparlas de otro modo, 

abandonar las palabras que las usan 

y acudir a las palabras que las cantan,

 las palabras que las levantan en el viento

 como clavos ardiendo en el asombro


CLIK EN POEMAS DE R. JUARROZ

capítulo 7 – escribir (con) diálogos

        andando algunos pasos por esta casona de escritura nos acercamos a un recinto en el que se van escuchando distintas voces, como un...