en la poesía –y otras expresiones de
escritura, damos cuenta de un deseo, de una sed humana de abarcar el mundo, de
apresar el universo entero en las palabras y en sensaciones de esas palabras
describir el universo enumerando sus
infinitos elementos, cosas, sensaciones es algo que casi de manera inevitable
se transforma en un canto
lo hace la humanidad desde el principio del
lenguaje: a veces con intención informativa, otras a manera de ritual, otras
como herramienta de la memoria
en retórica llaman a este fenómeno se llama
enumeración caótica:
La Enumeración
Caótica es una figura retórica o figura literaria que consiste en
una acumulación de palabras que no siguen ningún criterio y que no
guardan ninguna relación entre sí:
- Todo lo recordó: el mar, la carta,
el beso y las estrellas.
La Enumeración
Caótica fue muy usado por autores expresionistas como un recurso
para transmitir la angustia o la amplitud del universo por parte del
escritor.
una frase debajo de la otra, describiendo una
experiencia o una serie de experiencias de lo humano como en esta canción:
Oraciones, para gente
sin fe,
Tentaciones, de volver a beber
El veneno que tus labios me dan,
El obsceno beso de la verdad.
La balada de la casada infiel,
Demasiadas cosas por aprender,
El portero, de la Puerta del Sol,
El cartero, de tus cartas de amor,
El primero en sacarte a bailar
Un vals.
El vals
De la tristeza, más triste del mundo,
La belleza que dilapidé,
La pereza de los vagabundos,
El rompecabezas que no terminé.
La palabra secreta, la mano
Que planta violetas en el hormigón,
La maldita canción del verano,
La casa de citas de mi corazón.
Y el milagro del abecedario,
La tortuga que rompe a volar,
La ternura de los dinosaurios,
El aniversario de la soledad.
La liturgia de las despedidas
La bala perdida que viene por mí,
La nostalgia que amarga la huida,
La banda sonora de lo que viví.
Uno de los poetas que se
pone como ejemplo de ese uso de la enumeración para abarcar mundo es Walt
Whitman.
La enumeración caótica
es una forma especial del estilo enumerativo y aunque en ella se hace uso
frecuente de la anáfora y del asíndeton, no se confunde con estas formas
estilísticas particulares. Las enumeraciones caóticas son como "catálogos
del mundo moderno, deshecho en una polvareda de cosas, que se integran no
obstante en una visión grandiosa del Todo-Uno". En la poesía de Whitman se
nos ofrece en toda su pureza este rasgo estilístico que "acerca
violentamente unas a otras las cosas más dispares, lo más exótico y lo más
familiar, lo gigantesco y lo minúsculo, la naturaleza y los productos de la
civilización humana como un niño que estuviera hojeando el catálogo de una gran
tienda".
[fragmento de Venido de
Paunamok – de Hojas de hierba]
Ved los vapores
navegando a través de mis poemas,
Ved en mis poemas los
inmigrantes que de continuo
arriban y desembarcan,
Ved hacia atrás, el
wigwan, la huella, la choza del cazador,
la embarcación de
cabotaje, la hoja de maíz, la concesión,
el rústico cercado y la
aldea entre los bosques,
Ved hacia un costado el
mar del Oeste y al otro costado el
mar del Este, cómo
avanzan y se alojan
sobre mis poemas cual
si fuera sobre sus playas,
Ved en mis poemas las
praderas y los bosques,
Ved las bestias
salvajes y las domesticadas,
Ved, más allá del Kaw,
los innúmeros rebaños de búfalos
nutriéndose con las
hierbas cortas y crespas,
Ved en mis poemas las
sólidas ciudades, vastas,
en el interior del
continente, con las calles pavimentadas,
los edificios de hierro
y piedra, los vehículos que transitan
sin cesar, y el
comercio.
Ved la máquina
impresora con sus múltiples cilindros, el
telégrafo eléctrico que
se extiende a través del continente,
Ved a través de las
profundidades del Atlántico,
las pulsaciones de
América llegando a Europa,
las pulsaciones de
Europa que, a su vez, le responden.
Ved la locomotora
potente y veloz que parte, anhelante,
dando escape al vapor
de su silbato,
Ved los labriegos en
las granjas, ved los mineros excavando
las minas, ved las
innúmeras usinas,
Ved los artesanos con
sus útiles, ante sus bancos, ved que
emergen de entre ellos
los jueces supremos,
los filósofos, los
presidentes, vestidos con sus ropas de trabajo,
Y, vagabundo, a través
de los campos y de las tiendas de
los Estados, vedme a
mí, de todos amado, noche y día
abrazado.
Escuchad allá el eco
sonoro de mis canciones,
La enumeración caótica
se inserta en la gran tradición judeocristiana: las letanías, la lista de los
nombres de la Divinidad, y toda clase de enumeración panegírica religiosa en
honor de Dios. Pero, aún más, este estilo enumerativo aparece ya en sánscrito
desde el Rigveda y no sería raro que Whitman se hubiera inspirado
indirectamente en textos indios
en un texto bíblico que
es el Cantar de los cantares (uno de los primeros poemas de amor escritos de la
humanidad de los que hay registro) , encontramos el recurso
He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa;
Tus ojos entre tus guedejas como de paloma;
Tus cabellos como manada de cabras
Que se recuestan en las laderas de Galaad.
2 Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas,
Que suben del lavadero,
Todas con crías gemelas,
Y ninguna entre ellas estéril.
3 Tus labios como hilo de grana,
Y tu habla hermosa;
Tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo.
4 Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería;
Mil escudos están colgados en ella,
Todos escudos de valientes.
5 Tus dos pechos, como gemelos de gacela,
Que se apacientan entre lirios.
6 Hasta que apunte el día y huyan las sombras,
Me iré al monte de la mirra,
Y al collado del incienso.
7 Toda tú eres hermosa, amiga mía,
Y en ti no hay mancha.
Las enumeraciones
caóticas son como "catálogos del mundo moderno, deshecho en una polvareda
de cosas, que se integran no obstante en una visión grandiosa del Todo-Uno".
Forma parte del estilo
de poetas cercanos a nosotros como Neruda y Borges. En el caso de Borges, además de que
aparece en muchos de sus poemas la enumeración como formato, también en cuentos
y ensayos. En El idioma analítico de John Wilkins juega con las posibilidades
de clasificar el mundo como carácteristica de las palabras y los idiomas:
En sus remotas páginas
está escrito que los animales se dividen en a) pertenecientes al Emperador b)
embalsamados c) amaestrados d) lechones e) sirenas f) fabulosos g) perros
sueltos h) incluidos en esta clasificación i) que se agitan como locos j)
innumerables k)dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello l) etcétera
m) que acaban de romper el jarrón n) que de lejos parecen moscas. El Instituto
Bibliográfico de Bruselas también ejerce el caos: ha parcelado el universo en
1000 subdivisiones de las cuales la 262 corresponde al Papa; la 282 a la
Iglesia Católica Romana; la 263, al Día del Señor, la 268 a las escuelas
dominicales; la 298 al mormonismo, y la 294, al brahamanismo, budismo,
shintoismo y tahoísmo.
Y después en el que es
posiblemente su texto más famoso “El aleph” deespliega ese gusto por enumerar,
casi que uno pensaría que la historia que se narra es una excusa para ese
momento
Cada cosa (la luna del
espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos
los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las
muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra
pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos
escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y
ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas
que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Fray Bentos, vi racimos,
nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos
ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Iverness a una mujer que
no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer en el
pecho, vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol,
vi una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio,
la de Philemon Holland, vi a un tiempo cada letra de cada página (de chico, yo
solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y
perdieran en el decurso de la noche), vi la noche y el día contemporáneo, vi un
poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa de Bengala, vi
mi dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre
dos espejos que lo multiplicaban sin fin, vi caballos de crin arremolinada, en
una playa del Mar Caspio en el alba, vi la delicada osatura de una mano, vi a
los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas postales, vi en un
escaparate de Mirzapur una baraja española, vi las sombras oblicuas de unos
helechos en el suelo de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas
y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio
persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas…
Ejemplos hay tantos que
nombrarlos sería otra larga enumeración… Uno que no puedo soslayar en la poesía
para niños es en el de María Elena Walsh:
EN UNA CAJITA DE
FOSFOROS
En una cajita de
fósforos
se pueden guardar
muchas cosas.
Un rayo de sol, por
ejemplo
(pero hay que
encerrarlo muy rápido,
si no, se lo come la
sombra)
Un poco de copo de nieve,
quizá una moneda de
luna,
botones del traje del
viento,
y mucho, muchísimo más.
Les voy a contar un
secreto.
En una cajita de
fósforos
yo tengo guardada un
lagrima,
y nadie, por suerte la
ve.
Es claro que ya no me
sirve
Es cierto que está muy
gastada.
Lo sé, pero que voy a
hacer
tirarla me da mucha
lastima
Tal vez las personas
mayores
no entiendan jamás de
tesoros
Basura, dirán,
cachivaches
no sé porque juntan
todo esto
No importa, que ustedes
y yo
igual seguiremos
guardando
palitos, pelusas,
botones,
tachuelas, virutas de
lápiz,
carozos, tapitas,
papeles,
piolín, carreteles,
trapitos,
hilachas, cascotes y
bichos.
En una cajita de
fósforos
se pueden guardar
muchas cosas.
Las cosas no tienen
mamá.
Y también les dejo este
poema de Federico García Lorca, en versión cantada por Ana Belén
Enumerar –y a esa
consigna nos arrojaremos alegremente- puede ser casi una sencilla lista de
cosas, las relaciones entre cada parte pueden ser conscientes o aparecer
espontáneamente. También crean ritmos y nos permiten experimentar cierta
musicalidad de la escritura, de la que ya hablaremos más adelante
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