Una de las características que nos hace únicos como especie viviente en este planeta (y en todo el universo hasta lo que sabemos hoy) es ese raro ordenamiento del mundo al que denominamos contar historias
En miles de culturas y desde tiempos pre históricos, mucho
ante de lo que se tiene registro escrito nos hemos narrado en grupo, construido
memorias pequeñas tanto como míticas, dotando de algún sentido a nuestra misteriosa
existencia en testimonios que luego fueron leyendas, mitos, fábulas, epopeyas,
novelas y otras tantas formas más de contar historias
Siempre en las historias y narraciones hay un relato de algo real pero convertido en una creación
Gianni Rodari en su Gramática de la fantasía se enfrenta a
la pregunta:
“No es necesario decir que siempre hay un niño que pregunta:
«¿Cómo se inventa una historia?», y su pregunta merece una respuesta honesta.”
“En la narración, en suma, el lenguaje asume de lleno su
función simbólica, rechazando el soporte material del juego. ¿Podría tratarse
de una relación con la realidad menos rica que el propio juego? Debemos pensar
que el juego en sí mismo es básicamente formativo, en cuanto a su ambigüedad
fundamental de juego-trabajo, mientras que la narración, como fantasía verbal,
¿sería una forma de evasión? Yo creo que no. La narración, por el contrario, se
me aparece como una fase más avanzada del dominio sobre la realidad, una
relación más libre con lo material. Es un momento de reflexión que va más allá
del juego. Es ya una forma de racionalización de la experiencia: un camino
hacia la abstracción.”
y también
“La función creadora de la imaginación corresponde al hombre
común, al científico, al técnico; es tan esencial a los descubrimientos
científicos como al nacimiento de la obra de arte; pero, además, resulta
necesaria para nuestra vida cotidiana...”
link libro GRAMATICA DE LA FANTASÍA completo
Esa simbolización de cosas reales al contar historias la
realizamos tomando mano de recuerdos – elementos de la imaginación y la
fantasía – registros de los sentidos – palabras y frases tomadas de otras historias
– giros en lo que interfiere nuestro gusto, nuestro deseo, el ritmo con el que
cada uno internamente masculla las palabras…
Internamente:
La palabra une la
huella visible con la cosa invisible, con la cosa ausente, con la cosa deseada
o temida, como un frágil puente improvisado tendido sobre el vacío.
Italo Calvino, Seis
propuestas para el próximo milenio
El psicoanálisis nos cuenta cómo el inventar historias es algo
que nos constituye internamente, cómo en algún punto todo nuestro ser interno
está fabricado también como una ficción (una ficción totalmente necesaria para
sobrevivir)
¿no inventamos historias, inspiradas quizá en la realidad,
pero forjadas con el metal de nuestros fantasmas en la fragua del deseo, que
nos remiten a algo de nuestra verdad? ¿No tiene acaso ésta, como asevera Lacan
(1957), estructura de ficción?
Ficción que, perteneciente al registro imaginario, al sujeto
del enunciado, revela sin embargo algo de lo verdadero del deseo, del sujeto
del inconsciente, del sujeto de la enunciación, ese sujeto del deseo siempre
esquivo.
narración es tanto la acción de narrar como el relato, la
cosa narrada y, referido a la dialéctica, la parte de un discurso en que se
exponen los hechos; narrar significa contar, referir, relatar, y decir o
escribir una historia o cómo ha ocurrido cierto suceso; narrativa se aplica al
estilo literario que, a diferencia del descriptivo o el dialogado, usa
preferentemente la narración
Cortázar (1962) afirma que “en mi caso, la gran mayoría de
mis cuentos fueron escritos _ cómo decirlo_ al margen de mi voluntad, por
encima o por debajo de mi conciencia razonante, como si yo no fuera más que un
médium por el cual pasaba y se manifestaba una fuerza ajena”.
Un escritor contemporáneo que siempre reflexiona sobre el arte de narrar es Paul Auster, quien también "desacraliza" la literatura, dándonos a ver que todas las personas "comunes" tenemos la posibilidad de contar historias.
La narrativa, sin embargo, se halla en una esfera
un tanto diferente de las demás artes. Su medio es el lenguaje, y el lenguaje
es algo que compartimos con los demás, común a todos nosotros. En cuanto
aprendemos a hablar, empezamos a sentir avidez por los relatos. Los que seamos
capaces de rememorar nuestra infancia recordaremos el ansia con que
saboreábamos el cuento que nos contaban en la cama, el momento en que nuestro
padre, o nuestra madre, se sentaba en la penumbra junto a nosotros con un libro
y nos leía un cuento de hadas. Los que somos padres no tendremos dificultad en
evocar la embelesada atención en los ojos de nuestros hijos cuando les leíamos
un cuento. ¿A qué se debe ese ferviente deseo de escuchar? Los cuentos de hadas
suelen ser crueles y violentos, describen decapitaciones, canibalismo,
transformaciones grotescas y encantamientos maléficos. Cualquiera pensaría que
esos elementos llenarían de espanto a un crío; pero lo que el niño experimenta
a través de esos cuentos es precisamente un encuentro fortuito con sus propios
miedos y angustias interiores, en un entorno en el que está perfectamente a
salvo y protegido. Tal es la magia de los relatos: pueden transportarnos a las
profundidades del infierno, pero en realidad son inofensivos.
Al fin y al cabo, la novela no es el único venero de
historias. El cine, la televisión y hasta los tebeos producen obras de ficción
en cantidades industriales, y el público continúa tragándoselas con gran
pasión. Ello se debe a la necesidad de historias que tiene el ser humano. Las
necesita casi tanto como el comer, y sea cual sea la forma en que se presenten
–en la página impresa o en la pantalla de televisión–, resultaría imposible
imaginar la vida sin ellas.
Antes de pasar a una consigna que nos empuje a narrar, estas
hermosas palabras que nos hacen ver que todo en nuestro entorno puede generar
escrituras:
Margurite Duras en “Escribir”:
Todo escribe a nuestro alrededor, eso es lo que hay que
llegar a percibir; todo escribe, la mosca, la mosca escribe, en las paredes, la
mosca escribió mucho a la luz de la sala, reflejada por el estanque. La
escritura de la mosca podría llenar una página entera Entonces seña una escritura.
Desde el momento en que podría ser una escritura, ya lo es. Un día, quizás, a
lo largo de los siglos venideros, se leería esa escritura, también seria
descifrada, y traducida. Y la inmensidad de un poema legible se desplegaría en
el cielo.
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