domingo, 10 de abril de 2022

capítulo 6 : escritura postal

 




el animal narrativo del bestiario nos propone tantos múltiples caminos, desde la llamada escritura del yo hasta la más fantasiosa ficción, estilos y ritmos, trucos y estructuras, reglas de juego establecidas y la ruptura de esas mismas reglas, el tablero de la escritura es infinito

 

fragmentos

escenas

núcleos y catálisis

secuencias narrativas

capítulos

partes

recortes

retazos

girones

tenemos muchas maneras de armar historias

de “enfocar” con palabras distintos puntos de vista que pueden tener cierto relato

 

esta vez la idea es acercarnos a una manera de narrar “modelo para desarmar” mediante piezas sueltas: POSTALES

como pensar una secuencia de fotografías narradas, que remite de alguna manera a la literatura epistolar (a la que ya volveremos en detalle otro día) como a esa costumbre de tiempos analógicos en los viajes: enviar postales,,  una foto con un texto atrás

un texto personal, poético o narrativo, sentido o frío

El filósofo Jacques Derrida escribió un libro “inclasificable” (es liteatura? es cartas? es filosofía? es poesía?

titulado LA TARJETA POSTAL De Sócrates a Freud y más allá

“8 de junio de 1977.

 es el nombre, como una salva de tarjetas postales, siempre la misma que arranca de nuevo, quemando sus estrofas, una tras otra probando hasta ti su suerte. Apenas acabo de poner en el buzón la anterior, para no perderme de la recogida del correo cuando se presenta, y heme aquí de nuevo de pie escribiéndote, de pie a mitad de la calle, de pie con tanta frecuencia, sin poder esperar - y lo hago como una bestia, y en ocasiones hasta recargado en un árbol. Pero también es que me gusta escribir, a ti, de pie y aceptar ser sorprendido mientras lo hago, exactamente la situación que rechazo en bloque cuando se trata de escribir otra cosa, para otros y para publicarles. Y al mismo tiempo, sabes que no me gusta escribirte estos fragmentos miserables, estos puntitos perdidos en nuestro inmenso territorio, que apenas permiten verlo, imaginarlo incluso, que lo ocupan tan brevemente como el punto sobre la I, un solo punto para una sola I, infinitamente pequeño en un libro infinitamente grande. Pero (apenas puedo soportarlo, aguantar este pensamiento con palabras) el día en que ya no sepa hacerlo, cuando ya no me dejes poner los puntos sobre mis íes, el cielo se me caerá encima y la caída no tendrá fin, me extenderé en el otro sentido de mi soporte. Me lo dijiste un día, creo, escribo siempre sobre el soporte, directamente sobre el soporte pero también en torno a él. Resultado previsible, lo deformo, emprendo su destrucción mientras lo muestro, a él, en el proceso de ser lo que se destruye, cae hecho pedazos, piéces un poco teatrales, luego se incinera ante tus ojos y ya no quedan sino tus ojos. Tú entiendes que ésa es la insoportable partición del soporte. Hay razones para no soportarla y lo entiendo perfectamente en la medida en que soy razonable, como tú y como todo el mundo, pero justamente está en juego la razón. Bueno. Por ejemplo si escribo sobre tarjetas postales, pues escribo sobre las tarjetas postales. “Yo” empieza también por una reproducción (mira, acabo de escribir reproducción: ¿has notado que cometo cada vez más errores extraños, el cansancio o la edad, a veces la ortografía se deshace, la escritura fonética vuelve con mayor fuerza, como en la guardería donde por cierto no me sucedía, sólo les ocurría a otros a quienes confusamente despreciaba -además de los lapsus o los “slips”, obviamente). Y mediante una reproducción reproducida también en serie, siempre la misma imagen sobre otro soporte, pero un soporte idéntico, difiriendo únicamente numero. ¿Desde cuándo existe la tarjeta postal “propiamente dicha”? ¿Lo sabes? El diecinueve, necesariamente, junto con la fotografía y el timbre, a menos que... Ganas de escribir pero primero de reunir una enorme biblioteca sobre el correo, las instituciones postales, las técnicas y costumbres de la telecomunicación, las redes y las épocas de la telecomunicación a lo largo de la historia -pero justamente, la “biblioteca” y la “historia” no son acaso sino “postas”, lugares de paso o relevo entre tantos otros, estasis, momentos o efectos de restancia, y también representaciones particulares, cada vez más estrechas, secuencias cada vez más cortas, proporcionalmente, de la Gran Red telemática, de la worldwide connection. ¿Qué sería nuestra correspondencia, y su secreto, lo indescifrable, en ese archivo aterrador? El deseo de vencer el principio postal: no para acercarte al fin y arrebatarte, arrebatarle al fin la victoria al alejamiento, sino para que me sea concedido, por ti, el alejamiento que me atañe. ¿Crees tú que en algo nos atañe lo que sucedió entre S y p? Aparentemente, pero es tan sólo una imagen, tienen la mirada puesta en otra parte, nunca hubo lugar para nosotros en su pensamiento.”

clik en Derridá texto completo

El uso (¿transgresor?) de la tarjeta postal no aporta nada específico al género epistolar -que por otra parte está de algún modo implícito en toda forma narrativa- pero abre un espacio de fuga a las pretensiones de inalterabilidad del acto comunicativo, por el que se cuelan todas las formas literarias, las cuales intentan obviarlo mediante un arsenal de convenciones recopiladas y algebratizadas, como arte o como ciencia, en la retórica.

Este juego postal también nos remite a una forma, por no llamarle género, de escritura llamado minificción , el relato breve y también los juegos narrativos (que también veremos otro día) del grupo OU LIPO

“la minificción es un artefacto literario experimental, lúdico, intertextual, extraviado del canon, elíptico, necesario de participación (Breve manual (ampliado) para reconocer minicuentos). Es verdad, pero así es toda la buena literatura. Siempre en ella hay experimentación, juego, intertextualidad, elipse. En todo buen texto literario es necesario un lector activo y, si es posible, avezado. En las buenas expresiones literarias no hay pureza y los géneros pueden desaparecer, fundirse, entremezclarse.”

clik en minificción...

en este caso jugaremos a las postales para usar secuencias en un formato de texto limitado por la medida postal, a lo que sale…

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