En esta parte del Bestiario volvemos a encontrar en el campo de la poesía ese ser fascinante que es la metáfora. Como un intercomunicador mágico de cosas, ideas, relaciones entre sentimientos y pensamientos, imágenes construidas con palabras que trasladan el sentido y hacen poético nuestro sentir del mundo. Y que además nutren nuestra escritura y nos invitan siempre a jugar, a combinar, a comparar y a inventar con esa función metafórica.
Dice Lugones en el prólogo de Lunario sentimental que todas
las palabras son metáforas. Y bueno las
palabras siempre reemplazan cosas, no sabemos qué relación tienen con las cosas
“reales”…
“Por otra parte, el lenguaje es un conjunto de imágenes,
comportando, si bien se mira, una metáfora cada vocablo”
Borges cita en un texto sobre la metáfora ese concepto de Lugones,
y al pasar nombra ese carácter revitalizante para nuestras expresiones:
“…es curiosa esa necesidad que tenemos de cambiar las cosas
en otras, como si el lenguaje fuera impotente, como si sintiéramos, cuando
estamos emocionados, que no podemos decir simplemente "luna",
"amor" o el nombre de la mujer que queremos; tenemos que cambiar en
otra cosa, tenernos que tratar de exaltarlo de algún modo. Eso sería la
metáfora, simplemente. Vendría a ser el deseo de decir las cosas de otra manera
o con otra pasión, ya que las palabras están gastadas, las palabras son una
moneda trivial.”
En el diccionario se nos
habla de ese transportar que hace la metáfora:
La metáfora (del latín metaphŏra, tomado a su vez
del griego μεταφορά; propiamente “traslado”, “desplazamiento”; derivado
de metapheró “yo transporto”) es una de las figuras retóricas más importantes. Por metáfora se entiende
como desplazamiento de significado entre dos términos con una finalidad
estética: A es B (Tu corazón, ya terciopelo ajado. Miguel Hernández).
Otra definición algo
errónea dice así:
Una metáfora pura es una figura retórica en la que se
sustituye un término real por otro irreal.
Gastón Bachelard, que era físico, filósofo, epistemólogo y
también poeta, reflexionó mucho sobre las metáforas en nuestra vida profunda
(por ejemplo metáforas sobre nuestras casas y espacios, el agua, el fuego):
Una imagen literaria, señala, "es un sentido en estado
naciente: la palabra —la vieja palabra— viene a recibir allí un significado
nuevo. Pero esto no basta. La imagen literaria debe enriquecerse con un
onirismo nuevo. Significar otra cosa y hacer soñar de otro modo, tal es la
doble función de la imagen literaria". Se podrá apreciar entonces a través
de la literatura tanto la explosión y la creación de lenguaje como la solidaria
relación entre imaginación y lenguaje. El lenguaje literario comporta una doble
función. Por una parte, transmite significaciones objetivas (los objetos son
concebidos como "centros de poemas") y por otra, crea valores
metafóricos.
el lenguaje metafórico expresa fundamentalmente " traslación
de pensamientos”, superposiciones de sentido pero nunca oposición entre un sentido
propio y un sentido figurado ni tampoco entre
verdadero y falso ya que toda metáfora es
verdadera
CLIK en Bachelard Poética del espacio
podemos ir a releer en los poemas de Alejandra Pizarnik
(tenemos el libro completo en el capítulo 2- Los ojos- de este blog). Y notar
cómo las metáforas metamorfosean la realidad con nuestras emociones profundas.
Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.
Un ejemplo hermoso y con muchas capas es esta canción de
Falú y Dávalos, donde la golondrina que ya en sí es metáfora genera una
multitud de metáforas con una profundidad que nos invita a sumergirnos en cada
una de ellas.
Las golondrinas
poema/ canción de Jaime Da´valos
¿Adónde te irás volando por esos cielos
Brasita negra que lustra la oscuridad?
Detrás de tu vuelo errante mis ojos gozan
¡La inmensidad... la inmensidad!
Veleros de las tormentas, se van las nubes
En surcos de luz dorada se pone el sol
Y como sílabas negras, las golondrinas
¡Dicen adiós... dicen adiós!
Vuela, vuela, vuela, golondrina
Vuelve del más allá
Vuelve desde el fondo de la vida
Sobre la luz, cruzando el mar
Cruzando el mar
Un cielo de barriletes tiene la tarde
El viento en las arboledas cantando va
Y desandando los días, mi pensamiento
¡También se va... también se va!
Cuando se acorten los días junto a mi sombra
Y en mi alma caiga sangrando el atardecer
Yo levantaré los ojos pidiendo al cielo
¡Volverte a ver... volverte a ver!
Vuela, vuela, vuela, golondrina
Vuelve del más allá
Vuelve desde el fondo de la vida
Sobre la luz
¡Cruzando el mar... cruzando el mar!
-con música de Eduardo Falú-
En el habla cotidiana la metáfora está en miles de
construcciones:
de hecho decimos que asoma el sol o sale el sol aunque
sabemos que es la tierra la que está girando:
Su hermano lo iluminó con sus consejos.
Su abuelo es un pozo de sabiduría.
Mi tiempo vale oro.
Me has robado bastante tiempo.
Me has robado una sonrisa.
Solo el tiempo lo dirá.
Tiene el ánimo por el piso.
Estas inmerso en un vacío.
Estás en la primavera de la vida.
Llegué volando.
Es un ejercicio divertido descomponerlas y mezclarlas, re
inventarlas:
“el viento es oro”
Por último juego a traer algunas metáforas sueltas sobre
esta hermosa actividad que escribir:
volcarse en la página
construir edificios con palabras
bailar con la lapicera
el decir llueve sobre el silencio
los gritos, que estaban dormidos asoman en pequeños brotes
traducir el corazón
ser dichos en un tejido de sonidos
la ropa que desnuda la imaginación
y les invito a que piensen-inventen algunas más.
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