domingo, 29 de mayo de 2022

capitulo 12 – inventar mundos

 






una experiencia de la escritura y del escribir en el que se aventuraron muchas personas es el loco arte de inventar mundos

mundos parecidos a este, incluso iguales a este, o un poco diferentes o totalmente diferentes

podemos pensar en macondo, parecido a un pueblo de Colombia, o en los mundos que inventa Tolkien en El señor de los anillos, con geografías, idiomas y seres que hacen a un planeta y un tiempo totalmente diferentes

mundos paralelos como Narnia o Horgwars en Harry Poters

además de lo que hemos imaginado y proyectado de nosotros en otros planetas en la ciencia ficció


n, como los mundos de Star Wars o la literatura de Ursula Leguin

podría ser un mundo imaginario

en el que hablan los animales

o una ciudad igual a la nuestra, que se llame por ejemplo Puero y mar, y que tenga un Casino abandonado…

inventar ciudades, lugares, costumbres con la imaginación y con lo que ya existe deformándolo y trastocándolo un poco

de entre tantos ejemplos se me viene esa ciudad de los cuentos del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti

La ciudad se transforma en una metáfora; su construcción es la ilusión de un  orden que pueda transformarse, deshacerse y armarse; de una geografía inventada que se prolongue en su novelística como las ciudades del mundo real y como la vida misma que a veces es necesario inventarla. No existe un fuerte argumento pero alcanzamos a respirar el clima denso que se cierne en esa ciudad de Onetti, o, quizás sería mejor decir, en el universo de Onetti porque Santa María aparece una y otra vez en sus obras mostrando facetas diferentes pero donde el fracaso y el sin sentido se reiteran.


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como nos dicen también por allí, es interesante ver lo escrito también como una realidad virtual –algo que normalmente solo asociamos con las nuevas tecnologías-

 

Crear una ciudad  y luego meterse en cada uno de sus habitantes que se renuevan por generaciones es una empresa fundacional tan misteriosa que no la podemos dejar de comparar con las referencias sobre orígenes de todas las religiones  Las historias de los personajes están  moldeados por ese espacio geográfico e histórico y en cuanto a los personajes son muchas y variadas sus historias que a su vez se renuevan o persisten intactas en distintas generaciones. Sin duda, una ciudad de tales características constituye  el mayor ejemplo de realidad virtual hasta `para que Dios la  vea’, si nos atenemos a lo que dice Maria Moliner en su diccionario tan elogiado por Garcia Marquez “: Virtual (f. virtualidad) 1 adj. Se aplica a un nombre para expresar que la cosa designada por él tiene en sí la posibilidad de ser lo que ese nombre significa, pero no lo es realmente: ‘Con esta finca tiene un capital virtual’. 2.Fis. Existente como supuesto físico necesario en la producción o desarrollo de un fenómeno, pero no con existencia real: ‘Foco virtual’. 3 Se aplica a lo que tiene existencia aparente . Se dice sobre todo de las imágenes, sonidos o sensaciones en general que, creados por medios informáticos, producen en quien los recibe ilusión de realidad: ‘Realidad virtual’ “

 

podemos conversar y pensar ejemplos de lugares y mundos inventados que conocemos tanto en la literatura como en el cine y en otros productos culturales

desde el País de nunca jamás de Peter Pan, ese lejano y antiguo reino sin nombre que aparece en muchos cuentos clásicos, la lejana tierra de El mago de Oz… y también los lugares y tiempos que nombramos como reales pero los estamos inventando un poco o bastante, como decir el tiempo de los gauchos, 1810, etc.

Este ejercicio tiene que ver con el extrañamiento: la vuelta imaginativa para inventar también nos ayuda a ver lo cotidiano como extraño

es una de las “funciones” de la literatura conocidas desde hace mucho y teorizadas por los formalistas rusos

también sucede en el teatro: vemos alguien sentado en una mesa y tomando un café pero en un escenario, prestamos atención a cada detalle porque todo nos narra algo, hasta la manera de levantar la taza, es parte del extrañamiento que el arte nos muestra ante lo cotidiano

cuando inventamos un mundo podemos decir cosas como: esos seres se alimentaban abriendo unos orificios de la cara y metiendo en ellos objetos arrancados de la tierra

-sería cualquiera de nosotros comiendo un poco de lechuga-

y apelando a la ocurrencia o a la fantasí hay muchas posibilidades, casi infinitas,  desde hacer un mundo igual pero con un detalle

por ejemplo un planeta igual a este en todo pero en que las personas caminan para atrás

o algo mucho más imaginario

el uso del verosímil (que no es para nada obligatorio) puede ser útil, significa que algo inventado sea  como creíble en la lógica de lo real:

La literatura fantástica está llena de elementos bisagra que sitúan en paralelo dos mundos: el real y el imaginado. Pensemos en Las crónicas de Narnia y su armario, o en el pozo de Alicia en el País de las Maravillas, en la ventana de Peter y Wendy que se convierte en el camino hacia Nunca Jamás… Son muchos los ejemplos de literatura juvenil y fantástica que utilizan este recurso. En Los Portales de Éldonon, mi primera saga publicada, investigué esta posibilidad. Creé Éldonon basándome en la teoría platónica sobre el mundo de las Ideas, y lo uní a la Tierra a través de portales mágicos custodiados por guardianes. Éldonon era el mundo de la imaginación, allí donde todas nuestras ideas se crean, donde nuestros sueños se construyen como películas y donde las musas trabajan para inspirarnos. Recogiendo gran parte de la tradición fantástica, Éldonon es un mundo espejo que podemos comparar con el mundo real. Un mundo fantástico, en el sentido más amplio de la palabra, en el que todo es posible. Pero aún construyendo un mundo que en apariencia no tiene normas, necesité acotarlo para que el lector aceptase mi pacto de ficción. Éldonon debía ser verosímil. Para ello creé cuatro oficios: creator, somnios, musas e imaginatos. Éstos últimos eran los encargados de regular el mundo de la imaginación. Pero todos cumplían normas, seguían protocolos y mostraban al lector los límites de lo posible dentro de Éldonon. Por poneros un ejemplo, en Éldonon existen las Puertas Libres, puertas que pueden conectarte con cualquier lugar dentro de ese otro universo. Aunque, para usarlas, necesitas introducir coordenadas firmes. En la segunda entrega de la saga, en Los cines somnios, hago a mis personajes viajar utilizando otro sistema, un método que se dejó de usar en el pasado, un libro mágico creado por gigantes. Me encontré con un verdadero aprieto cuando me di cuenta de que, si no encontraban pronto una puerta libre, jamás podrían regresar a su lugar de origen y mis personajes estarían perdidos para siempre. No podía, sin más, darle a uno de ellos poderes mágicos para regresar. No podía hacer que un personaje fuese a buscarlos si nadie sabía lo que habían hecho. El lector hubiese sospechado.

De modo que tenemos, por ahora, dos posibilidades a la hora de crear un mundo mágico: erigirlo a partir de la realidad o situarlo en paralelo al mundo real. Pero no son las únicas formas. Podríamos hablar ahora de la creación pura de un mundo distinto, como hizo Tolkien con El Señor de los Anillos, o como Laura Gallego en su reciente El Bestiario de Axlin. En estos casos, el autor crea desde el principio el mundo y, en ese camino creativo, puede alejarse más o menos de la realidad conocida por el lector. Es muy habitual crear mundos épicos medievales o mundos distópicos futuristas. En el primero de los casos, asistimos en ocasiones a la creación no sólo de un escenario particular, sino también de una flora y una fauna singular, incluso de razas distintas a la humana –hadas, elfos, dragones, enanos, orcos…–. En estos casos, la descripción se convierte en la gran aliada del escritor, que debe guiar la mirada del lector para que pueda construir por sí mismo todo ese escenario distinto que el autor ha ideado. Para ello, en ocasiones, los autores se apoyan en mapas, diagramas o ilustraciones que ayuden al lector. Son herramientas que pueden facilitar mucho la lectura y la comprensión del mundo.

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como tantas veces en este espacio volvemos a decir que en el paradigma actual no tenemos manera de ASEGURAR que algo sea real, objetivo o la verdad porque todo lo humano tiene esa locura nuestra del lenguaje y la creación y eso, por lo menos a mi criterio, está buenísimo, aunque en cuanto a creencias e ideologías hay otras miradas al respecto que son por supuesto de interés y para respetar

EN LA FILOSOFÍA imaginar universos infinitos dentro de una cabeza de alfiler también nos lleva que se nos abran muchos caminos de narración y poesía


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