Una especie de
ejercicio o juego puede ser proponerse ante un objeto común y aparentemente
insignificante (por ejemplo un capuchón de lapicera) hacer una descripción
extensa. Exprimirse y buscar miles de palabras para ponerle a algo que parece
no necesitar descripción.
Cómo
describimos un espacio, un lugar, un paisaje. Usamos las formas que nos parecen
“objetivas”: los colores, los tamaños, aromas, texturas. Usamos semejanzas y
comparaciones. Usamos lugares comunes, frases hechas, muletillas. Tratamos de
armar con palabras un cuadro que también es un escenario de algo: de unas
acciones, una historia o incluso de unos sentimientos.
La descripción
aplicada a personas incluye un universo muy especial de cosas así que la dejamos
para otro día del bestiario de escritura.
algunas
definiciones tomadas de por ahí:
la descripción puede entenderse como una
representación verbal que expone los rasgos y características
particulares de un objeto, lugar, persona, espacio, entre otros, y que a su vez
los diferencia de los demás.
-Descripción, en primer lugar, deriva del latín,
exactamente de “descriptio”, que puede traducirse como “la acción y el efecto
de escribir sobre la forma en la que se percibe algo”. Es fruto de la suma de
tres componentes: el prefijo “des-”, que significa “de arriba hacia abajo”; el
verbo “scribere”, que es sinónimo de “escribir”; y el sufijo “-cion”, que se
usa para indicar “acción y efecto”.
y estas clasificaciones, que son para ayudarnos a jugar y pensar
no para tomarlas como fórmulas o requisitos a cumplir
Descripción
objetiva
La descripción
objetiva o denotativa tiene como finalidad transmitir una información y exponer
la realidad tal cual es. No se realizan valorizaciones ni se presentan las
emociones del autor.
Es una
descripción precisa sobre un tema en particular y es ampliamente utilizada en
los textos y contenidos de orden científico, investigativo y técnico.
Descripción
subjetiva
La descripción
subjetiva o connotativa es aquella en la que se otorga una carga emocional a
las descripciones y predominan las valoraciones personales. Por tanto, no se
hace una presentación objetiva de la realidad.
La descripción
de personas o personajes se puede realizar de la siguiente manera:
- Prosopografía: también conocida como
descripción física. Este tipo de descripción se enfoca en los rasgos
físicos y en la apariencia externa del individuo.
- Etopeya: también conocida como
descripción psicológica, es aquella que describe la personalidad y los
rasgos psicológicos de un individuo. Por ejemplo, personalidad, carácter,
creencias, entre otros.
- Retrato: es un tipo de descripción que
se caracteriza por ser detallada y completa en la cual se toman en cuenta,
tanto los rasgos físicos como psicológicos de un individuo. En este tipo
de descripción se compone de la prosopografía y la etopeya.
- Autorretrato: se trata de la
descripción que el individuo hace sobre sí mismo. Por lo general, está
cargada de subjetividad.
- Caricatura: es un tipo de descripción
en la cual se exageran, distorsionan o se ironizan algunos rasgos físicos
y personales de un individuo.
Siempre recuerdo el texto de
Umberto Eco que les voy a mostrar a continuación. Me gusta porque nos habla de
lo que describimos no solo con las palabras que usamos, sino también con lo que
no decimos:
"No
dicho" significa no manifiesto en la superficie, en el plano de la
expresión: pero precisamente son esos elementos no dichos los que deben
actualizarse en la etapa de la actualización del contenido. Para ello, un texto
(con mayor fuerza que cualquier otro tipo de mensaje) requiere ciertos
movimientos cooperativos, activos y conscientes, por parte del lector. (a) Juan
entró en el cuarto. «¡Entonces, has vuelto!», exclamó María, radiante; es
evidente que el lector debe actualizar el contenido a través de una compleja
serie de movimientos cooperativos. Dejemos de lado, por el momento, la
actualización de las correferencias (es decir, la necesidad de establecer que
el /tú/ implícito en el uso de la segunda persona singular del verbo "haber"
se refiere a Juan); pero ya esta correferencia depende de una regla
conversacional en virtud de la cual el lector supone que, cuando no se dan
otras especificaciones, dada la presencia de dos personajes, el que habla se
refiere necesariamente al otro. Sin embargo, esta regla conversacional se
injerta sobre otra decisión interpretativa, es decir, sobre una operación
extensional que realiza el lector: éste ha decidido que, sobre la base del
texto que se le ha suministrado, se perfila una parcela de mundo habitada por
dos individuos, Juan y María, dotados de la propiedad de encontrarse en el
mismo cuarto. Por último, el hecho de que María se encuentre en el mismo cuarto
que Juan depende de otra inferencia basada en el uso del artículo determinado
/el/: hay un cuarto, y sólo uno, del cual se habla.(2) Aún queda por averiguar
si el lector considera oportuno identificar a Juan y a María, mediante índices
referenciales, como entidades del mundo externo, que conoce sobre la base de
una experiencia previa que comparte con el autor, si el autor se refiere a
individuos que el lector desconoce o si el fragmento de texto (a) debe
conectarse con otros fragmentos de texto previos o ulteriores en que Juan y
María han sido interpretados, o lo serán, mediante descripciones definidas.
Pero, como decíamos, soslayemos todos estos problemas. No hay dudas de que en
la actualización inciden otros movimientos cooperativos. En primer lugar, el
lector debe actualizar su enciclopedia para poder comprender que el uso del
verbo /volver/ entraña de alguna manera que, previamente, el sujeto se había
alejado (una gramática de casos analizaría esta acción atribuyendo a los
sustantivos determinados postulados de significación: el que vuelve se ha
alejado antes, así como el soltero es un ser humano masculino adulto). En
segundo lugar, se requiere del lector un trabajo de inferencia para extraer,
del uso del adversativo /entonces/, la conclusión de que María no esperaba ese
regreso, y de la determinación /radiante/, el convencimiento de que, de todos
modos, lo deseaba ardientemente. Así, pues, el texto está plagado de espacios
en blanco, de intersticios que hay que rellenar; quien lo emitió preveía que se
los rellenaría y los dejó en blanco por dos razones. Ante todo, porque un texto
es un mecanismo perezoso (o económico) que vive de la plusvalía de sentido que
el destinatario introduce en él y sólo en casos de extrema pedantería, de
extrema preocupación didáctica o de extrema represión el texto se complica con
redundancias y especificaciones ulteriores (hasta el extremo de violar las
reglas normales de conversación).(3) En segundo lugar, porque, a medida que
pasa de la función didáctica a la estética, un texto quiere dejar al lector la
iniciativa interpretativa, aunque normalmente desea ser interpretado con un
margen suficiente de univocidad. Un texto quiere que alguien lo ayude a
funcionar.
Es muy
interesante experimentar con las sensaciones, emociones y sentimientos que de
alguna manera pueden “deformar” lo que estamos describiendo. Es lo que hace que un lugar –pongamos por
ejemplo una estación de tren – sea lúgubre o fresco, triste o luminoso o que
infunde un aire de alegría, etc.
Esto nos lleva
a un aspecto que no solo en la escritura sino en otras artes como la pintura y
más se fue plasmando a partir de movimientos como el romanticismo, el
impresionismo, expresionismo y las vanguardias del siglo XX:
por un lado
una pérdida de confianza en el “realismo”
como “espejo” de lo real
por otro lado
la inclusión de lo interior de las personas –sus sentimientos, sus contenidos consientes
e inconscientes- como parte de una mirada de modifica la realidad que describe
podemos pensar
en qué sentido esos campos hechos con fuego de colores de Van Gog son más
reales que una fotografía
el expresionismo
fue uno de los movimientos que más cargó de sentimiento la manera de describir
la ciudad moderna
Los escritores
expresionistas construyeron un estilo de protesta social con el que intentaron
transmitir sus ideas críticas de la sociedad.
Buscaban
distorsionar las características objetivas de la realidad. Para ello, usaban en
sus obras elementos simbólicos y oníricos para ilustrar las sensibilidades
humanas alienadas por la sociedad que criticaban.
Sus críticas
estaban orientadas a situaciones generales, no a personajes particulares. Por lo
tanto, emplearon dentro de sus obras las alusiones a tipos simbólicos de
personajes, en lugar de aludir a personajes individuales.
Kafka y sus
pasillos con aire de opresión. Cómo pesan las formas de la ciudad en personajes
angustiados de Roberto Arlt. También es
un ejemplo muy ilustrativo lo que sucede en la película El gabinete del Dr.
Caligari:
La realidad es
desfigurada hasta lo fantasmagórico, hasta convertirse en irreal, las
proporciones lógicas se pervierten, los contornos se tuercen hasta
devenir monstruosos y sobrecogedores. Wiene emplea angulaciones de cámara
retorcidas, encuadres desquiciados que consiguen un efecto de confusión en el
espectador trastocando las líneas y los volúmenes de lo real.
Para
comprender de una manera cotidiana y muy cercana este aporte de los
expresionistas podemos pensar cómo describiría la escuela un niño o un adulto,
viendo en nuestro propio recuerdo de qué manera un espacio que parecía
gigantesco visto por un adulto es un patio pequeño.
Entonces
usamos la frase depende del cristal con que se mira.
Para finalizar
y llegar a consignas de juego una reflexión sobre el PODER de las palabras: hacen que quien lee vea lo
que estoy contando. Puedo ser los ojos del otro mostrando un matiz, la sombra
que proyecta una maceta, el ópalo que repentinamente cae, el blanco pelaje del
gato negro que acompaña a la anciana frente a su televisor.
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