domingo, 3 de julio de 2022

capitulo 16 –ritmo y repetición

 





un poco como en la imagen de la piedra en el estanque que ya hemos citado tantas veces, a veces palabras pueden ser usadas como  claves en  la música de la escritura, como un elemento, cierta palabra, cierta frase que puede ir teniendo ciertas sonoridades, generando replicas, ecos, silencios y reflejos en el resto del texto

 

ese texto que en clave de poesía (aunque no solo cuando escribimos poesía) va teniendo su tonada interior –así como todos tenemos la propia- sus espacios casi como una partitura de sonidos en paralelo a los significados

 

una estrategia de ritmo es jugar con la repetición

una estrategia de ritmo es jugar con la repetición

una estrategia de ritmo es jugar con la repetición

de una palabra o frase por su sonido o por un concepto y ponerla como punto de partida de versos, párrafos o estrofas

tomamos de por ahí

 

¿Cuál es la función de la repetición en la poesía?

La repetición es un componente común de la poesía y puede aparecer como una sola palabra o frase utilizada a lo largo de un poema o como una estrofa completa reutilizada repetidamente. Diferentes poetas han utilizado la repetición en la poesía para lograr muchos fines diferentes, que van desde enfatizar un punto en particular hasta hacer que un poema sea más fácil de memorizar. A menudo se usa para complementar o incluso reemplazar algunos componentes formales de la poesía, como la métrica y la rima. La repetición también puede referirse a la repetición de sonidos específicos para producir efectos particulares, como la aliteración o la rima. Muchos poetas se centran en el sonido y el ritmo de sus poemas al menos tanto como en los significados, por lo que la repetición es una herramienta poderosa porque puede usarse para manipular ambos.

Uno de los usos más comunes de la repetición en poesía es enfatizar una palabra o frase en particular con fines tales como llamar la atención sobre un tema en particular o señalar usos contrastantes de una palabra determinada. El grado en que se utiliza la repetición varía mucho. Algunos poemas repiten la misma palabra o frase en cada línea, mientras que otros la repiten solo en unas pocas estrofas o solo dos veces en todo el poema. La repetición puede incluso trascender los límites de un solo poema. Los poetas a menudo publican libros de su poesía, y la repetición se puede utilizar a lo largo de sus poemas para dar un sentido de unidad y cohesión a la colección.

En una escala más pequeña, la repetición puede referirse a la repetición de sonidos particulares. Los sonidos repetidos se utilizan para producir rimas, que son muy comunes en muchas formas diferentes de poesía. Algunos poetas optan por favorecer un determinado subconjunto de sonidos a través de un poema completo para crear o evitar cierto efecto, a menudo de modo que la forma coincida con el significado. La repetición en la poesía sobre el amor y la comodidad, por ejemplo, puede implicar favorecer los sonidos suaves y suaves mientras se evitan los sonidos más duros o más ásperos, como los producidos por una «k» o una «g» dura.

Antes de que escribir poesía físicamente se convirtiera en una práctica generalizada, los poemas importantes a menudo se transmitían a través de la tradición oral. La repetición hizo que esos poemas fueran mucho más fáciles de memorizar, ya que los segmentos repetidos podían usarse para medir el progreso del poema y eran, en sí mismos, fáciles de memorizar. Muchas epopeyas tempranas y otros poemas largos en particular se caracterizan por la presencia de secciones repetidas. La repetición en la poesía de esta forma a menudo tiene el doble propósito de facilitar la memorización y dar énfasis a los puntos importantes.

 

 

La anáfora es una figura retórica en la que se repiten una o varias palabras al principio de un verso o de una frase que compone un poema. Recordemos que las figuras retóricas son recursos literarios que tienen como finalidad hacer un uso estético del lenguaje. Las anáforas, además, son figuras de dicción, que se basan en la alteración de la sintaxis de las frases.

La etimología de la palabra anáfora proviene del griego [ἀναφορά] y viene a significar «repetición» en tanto que es la función que cumple como recurso literario. 

En el caso de las anáforas, su finalidad es crear sonoridad y ritmo, así como enfatizar las palabras que se repiten para crear un cierto significado dentro del poema. Estas palabras que se van repitiendo generarán un significado más enfático en ese término, y el efecto es diferente al que se generaría si se cambiaran las frases.

Por ejemplo:

 

¡Oh, amor! Cómo dueles en el alma.

 ¡Oh, amor! Cómo extraño tu llegada.

 ¡Oh, amor! No sé qué haré sin tu mirada

 

Alto volaron sus ilusiones hasta abrir nuevas fronteras,

alto pasó su olvido por el alma vuestra,

alto llegó a perderse entre cordilleras,

alto dejó su aliento en nuestros cegados pensamientos.

 

Como podemos ver, la anáfora siempre se coloca al principio de los versos o las frases. Por el contrario, existe otra figura llamada epífora, la cual también consiste en la repetición de palabras, pero estas se colocan al final de cada verso.

 

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

Elegía | Miguel Hernández

 

Podemos ver también las vueltas que se le da al recurso en esta canción, que además si la escuchamos vamos a notar el peso que se le da a las palabras que comienzan las frases:

 

Pasos

Malena Muyala

 

Vamos por un camino añejo

Somos almas que lleva el tiempo

Sombras cargando su pasado

Siembra de los que no han estado

Pasará, pasará

 

Deja que te susurre el viento

Viaja sin pena ni lamento

Todo lo que creí perdido

Labra las huellas del destino

Pasará, pasará

 

Pasamanos

Pasatiempo

Pasacalles

Paso yo

Pasa el sueño y la vigilia

Pasa el tiempo del perdón

 

Pasan padres

Pasan vidas

Pasa el día del amor

Paso firme de las cosas

Que nos deja

Solos

 

Vidas pendiendo de la nada

Hojas de una rama cortada

Nada será lo que has vivido

Todo para entrar al olvido

Pasará, pasará

 

Cuando insista la memoria

Aclama por la misericordia

Diosas que se venden al peso

Reptan en un mercado inmenso

Pasará, pasará


En términos de los formalistas rusos, el ritmo es el principio constructivo del verso. ¿Pero donde está el ritmo? ¿En la sonoridad de las palabras, en los acentos, en la sucesión de imágenes, en las pausas y silencios, en el movimiento de la sintaxis, en la pregnancia de una voz que se escucha más allá de la palabra escrita, en la disposición visual del poema? Podríamos decir: en todos esos elementos y en ninguno. Una mirada sobre el ritmo que restituya el dinamismo de la forma, como quería Tinianov, nos pone en otra escala para pensar la enseñanza de la poesía. El ritmo deja de ser un mero artefacto formal, una exterioridad musical posible de ser marcada y descripta, para incluir la materialidad del lenguaje y por medio de ella la voz y la presencia del cuerpo atravesado por las oleadas rítmicas. La ligazón palabra escrita, voz y corporalidad remite a la música y a la danza, artes con las que la poesía se emparienta desde la célebre comparación de Valery.


articulo completo

también ese uso musical de la repetición tan particular en Cortázar:

 

Nadie puede dudar de que las cosas recaen. Un señor se enferma, y de golpe un miércoles recae. Un lápiz en la mesa recae seguido. Las mujeres, cómo recaen. Teóricamente a nada o a nadie se le ocurría recaer pero lo mismo está sujeto, sobre todo porque recae sin conciencia, recae como si nunca antes. Un jazmín, para dar un ejemplo perfumado. A esa blancura, ¿de dónde le viene su penosa amistad con el amarillo? El mero permanecer ya es recaída: el jazmín, entonces. Y no hablamos de las palabras, esas recayentes deplorables, ni de los buñuelos fríos, que son la recaída clavada.
Contra lo que pasa se impone pacientemente la rehabilitación. En lo mas recaído hay siempre algo que pugna por rehabilitarse, en el hongo pisoteado, en el reloj sin cuerda, en los poemas de Pérez, en Pérez. Todo recayente tiene ya en si un rehabilitante pero el problema, para nosotros los que pensamos nuestra vida, es confuso y casi infinito. Un caracol segrega y una nube aspira; seguramente recaerán, pero una compensación ajena a ellos los rehabilita, los hace treparse poco a poco a lo mejor de sí mismos antes de la recaída inevitable. Pero nosotros, tía, ¿cómo haremos, cómo nos daremos cuenta de que hemos recaído si por la mañana estamos tan bien, tan café con leche, y no podemos medir hasta dónde hemos recaído en el sueño o en la ducha? Y si sospechamos lo recayente de nuestro estado, ¿cómo nos rehabilitaremos? Hay quienes recaen al llegar a la cima de una montaña, al terminar su obra maestra, al afeitarse sin un solo tajito; no toda recaída va de arriba a abajo, porque arriba y abajo no quieren decir gran cosa cuando ya no se sabe dónde se está. Probablemente Ícaro creía tocar el cielo cuando se hundió en el mar epónico, y Dios te libre de una zambullida tan mal preparada. Tía, como nos rehabilitaremos?

 cortázar texto




La aliteración es una figura retórica que consiste en la repetición de los mismos sonidos o fonemas utilizados en poemas o en prosa, para producir un efecto de musicalidad, provocar sensaciones agradables: suavidad, dureza, susurros, incluso pueden tener un sonido molesto.

es un principio parecido al de la repetición pero no de palabras sino de sílabas o sonidos similares

 

De finales, fugaces, fugitivos, fuegos fundidos en tu piel fundada. (Jaime Siles)


Sobre la importancia de la melodía, el ritmo y la armonía en su literatura, Cortázar decía lo siguiente: “Hay prosas que, siendo muy buenas e incluso perfectas, nuestro oído no las reconoce como musicales, y en cambio hay otras en el mismo alto nivel que inmediatamente nos colocan en una situación muy especial, auditiva e interior al mismo tiempo. (…) Cuando hay una prosa que podemos calificar de musical, el oído interno la capta de la misma manera que la memoria también puede repetir melodías u obras musicales íntegras en el más profundo silencio. (…) No me estoy refiriendo a esos escritores (…) que buscaban conseguir efectos musicales mediante el juego de repeticiones de vocales, aliteraciones o rimas internas. (…)”

“Cuando hablo de mi contacto con la música no es en absoluto en ese plano. (…) Es el sentimiento más que la conciencia, la intuición de que la prosa literaria (…) puede darse como pura comunicación y con un estilo perfecto pero también con cierta estructura, cierta arquitectura sintáctica, cierta articulación de las palabras, cierto ritmo en el uso de la puntuación o de las separaciones, cierta cadencia que infunde algo que el oído interno del lector va a reconocer de manera más o menos clara como elementos de carácter musical. (…)”

El poeta Arturo Carrera ha escrito y reflexionado sobre el ritmo:

Las sensaciones ya no son, sino la sensación, eso que es como un común denominador y que Deleuze llamó ritmo. Ahí está todo. Lo había anunciado Mallarmé cuando dijo que el poeta es un nudo de ritmos. Prosa y poesía son un nudo de ritmos que él desató para propiciar la felicidad de la escritura en nuestra época: una especie de literatura total donde estamos inmersos.

 

entonces las palabras que repetimos pueden ser pulsos, acentos

entonces podemos repetir como disparador o énfasis

entonces el jugar con sonidos y significados que se atraen o se repelen

entonces encontraremos maneras de armar esas tonalidades tan curiosas que tiene la escritura poética

entonces será un experimento más en el que muy posiblemente encontraremos puertas que dan a pasillos que no hubiéramos descubierto sin jugar

entonces hagamos la prueba con la libertad de re elaborar nuestros significantes como una constelación de puntos ordenados en el caos, que es lo que es toda escritura

 


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