un poco como en la imagen de la piedra en el
estanque que ya hemos citado tantas veces, a veces palabras pueden ser usadas
como claves en la música de la escritura, como un elemento,
cierta palabra, cierta frase que puede ir teniendo ciertas sonoridades,
generando replicas, ecos, silencios y reflejos en el resto del texto
ese texto que en clave de poesía (aunque no
solo cuando escribimos poesía) va teniendo su tonada interior –así como todos
tenemos la propia- sus espacios casi como una partitura de sonidos en paralelo
a los significados
una estrategia de ritmo es jugar con la
repetición
una estrategia de ritmo es jugar con la
repetición
una estrategia de ritmo es jugar con la
repetición
de una palabra o frase por su sonido o por un
concepto y ponerla como punto de partida de versos, párrafos o estrofas
tomamos de por ahí
¿Cuál es la función de
la repetición en la poesía?
La repetición es un
componente común de la poesía y puede aparecer como una sola palabra o frase
utilizada a lo largo de un poema o como una estrofa completa reutilizada
repetidamente. Diferentes poetas han utilizado la repetición en la poesía para
lograr muchos fines diferentes, que van desde enfatizar un punto en particular
hasta hacer que un poema sea más fácil de memorizar. A menudo se usa para
complementar o incluso reemplazar algunos componentes formales de la poesía,
como la métrica y la rima. La repetición también puede referirse a la
repetición de sonidos específicos para producir efectos particulares, como la
aliteración o la rima. Muchos poetas se centran en el sonido y el ritmo de sus
poemas al menos tanto como en los significados, por lo que la repetición es una
herramienta poderosa porque puede usarse para manipular ambos.
Uno de los usos más
comunes de la repetición en poesía es enfatizar una palabra o frase en
particular con fines tales como llamar la atención sobre un tema en particular
o señalar usos contrastantes de una palabra determinada. El grado en que se
utiliza la repetición varía mucho. Algunos poemas repiten la misma palabra o
frase en cada línea, mientras que otros la repiten solo en unas pocas estrofas
o solo dos veces en todo el poema. La repetición puede incluso trascender los
límites de un solo poema. Los poetas a menudo publican libros de su poesía, y
la repetición se puede utilizar a lo largo de sus poemas para dar un sentido de
unidad y cohesión a la colección.
En una escala más
pequeña, la repetición puede referirse a la repetición de sonidos particulares.
Los sonidos repetidos se utilizan para producir rimas, que son muy comunes en
muchas formas diferentes de poesía. Algunos poetas optan por favorecer un
determinado subconjunto de sonidos a través de un poema completo para crear o
evitar cierto efecto, a menudo de modo que la forma coincida con el
significado. La repetición en la poesía sobre el amor y la comodidad, por
ejemplo, puede implicar favorecer los sonidos suaves y suaves mientras se
evitan los sonidos más duros o más ásperos, como los producidos por una «k» o
una «g» dura.
Antes de que escribir
poesía físicamente se convirtiera en una práctica generalizada, los poemas
importantes a menudo se transmitían a través de la tradición oral. La
repetición hizo que esos poemas fueran mucho más fáciles de memorizar, ya que
los segmentos repetidos podían usarse para medir el progreso del poema y eran,
en sí mismos, fáciles de memorizar. Muchas epopeyas tempranas y otros poemas
largos en particular se caracterizan por la presencia de secciones repetidas.
La repetición en la poesía de esta forma a menudo tiene el doble propósito de
facilitar la memorización y dar énfasis a los puntos importantes.
La anáfora es una
figura retórica en la que se repiten una o varias palabras al principio de un
verso o de una frase que compone un poema. Recordemos que las figuras retóricas
son recursos literarios que tienen como finalidad hacer un uso estético del
lenguaje. Las anáforas, además, son figuras de dicción, que se basan en la
alteración de la sintaxis de las frases.
La etimología de
la palabra anáfora proviene del griego [ἀναφορά] y viene a
significar «repetición» en tanto que es la función que cumple como recurso
literario.
En el caso de las
anáforas, su finalidad es crear sonoridad y ritmo, así como enfatizar las
palabras que se repiten para crear un cierto significado dentro del poema.
Estas palabras que se van repitiendo generarán un significado más enfático en
ese término, y el efecto es diferente al que se generaría si se cambiaran las
frases.
Por ejemplo:
¡Oh, amor! Cómo dueles
en el alma.
¡Oh, amor! Cómo extraño tu llegada.
¡Oh, amor! No sé qué haré sin tu mirada
Alto volaron sus
ilusiones hasta abrir nuevas fronteras,
alto pasó su olvido por
el alma vuestra,
alto llegó a perderse
entre cordilleras,
alto dejó su aliento en
nuestros cegados pensamientos.
Como podemos ver, la
anáfora siempre se coloca al principio de los versos o las frases. Por el
contrario, existe otra figura llamada epífora, la cual también consiste en la
repetición de palabras, pero estas se colocan al final de cada verso.
Temprano levantó
la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte
enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
Podemos ver también las
vueltas que se le da al recurso en esta canción, que además si la escuchamos
vamos a notar el peso que se le da a las palabras que comienzan las frases:
Pasos
Malena Muyala
Vamos por un camino añejo
Somos almas que lleva el tiempo
Sombras cargando su pasado
Siembra de los que no han estado
Pasará, pasará
Deja que te susurre el viento
Viaja sin pena ni lamento
Todo lo que creí perdido
Labra las huellas del destino
Pasará, pasará
Pasamanos
Pasatiempo
Pasacalles
Paso yo
Pasa el sueño y la vigilia
Pasa el tiempo del perdón
Pasan padres
Pasan vidas
Pasa el día del amor
Paso firme de las cosas
Que nos deja
Solos
Vidas pendiendo de la nada
Hojas de una rama cortada
Nada será lo que has vivido
Todo para entrar al olvido
Pasará, pasará
Cuando insista la memoria
Aclama por la misericordia
Diosas que se venden al peso
Reptan en un mercado inmenso
Pasará, pasará
En términos de los
formalistas rusos, el ritmo es el principio constructivo del verso. ¿Pero donde
está el ritmo? ¿En la sonoridad de las palabras, en los acentos, en la sucesión
de imágenes, en las pausas y silencios, en el movimiento de la sintaxis, en la
pregnancia de una voz que se escucha más allá de la palabra escrita, en la
disposición visual del poema? Podríamos decir: en todos esos elementos y en
ninguno. Una mirada sobre el ritmo que restituya el dinamismo de la forma, como
quería Tinianov, nos pone en otra escala para pensar la enseñanza de la poesía.
El ritmo deja de ser un mero artefacto formal, una exterioridad musical posible
de ser marcada y descripta, para incluir la materialidad del lenguaje y por
medio de ella la voz y la presencia del cuerpo atravesado por las oleadas
rítmicas. La ligazón palabra escrita, voz y corporalidad remite a la música y a
la danza, artes con las que la poesía se emparienta desde la célebre
comparación de Valery.
también ese uso musical de la repetición tan
particular en Cortázar:
La aliteración es una
figura retórica que consiste en la repetición de los mismos sonidos o fonemas
utilizados en poemas o en prosa, para producir un efecto de musicalidad,
provocar sensaciones agradables: suavidad, dureza, susurros, incluso pueden
tener un sonido molesto.
es un principio
parecido al de la repetición pero no de palabras sino de sílabas o sonidos
similares
De finales, fugaces,
fugitivos, fuegos fundidos en tu piel fundada. (Jaime Siles)
Sobre la importancia de
la melodía, el ritmo y la armonía en su literatura, Cortázar decía lo
siguiente: “Hay prosas que, siendo muy buenas e incluso perfectas, nuestro oído
no las reconoce como musicales, y en cambio hay otras en el mismo alto nivel
que inmediatamente nos colocan en una situación muy especial, auditiva e
interior al mismo tiempo. (…) Cuando hay una prosa que podemos calificar de musical,
el oído interno la capta de la misma manera que la memoria también puede
repetir melodías u obras musicales íntegras en el más profundo silencio. (…) No
me estoy refiriendo a esos escritores (…) que buscaban conseguir efectos
musicales mediante el juego de repeticiones de vocales, aliteraciones o rimas
internas. (…)”
“Cuando hablo de mi
contacto con la música no es en absoluto en ese plano. (…) Es el sentimiento
más que la conciencia, la intuición de que la prosa literaria (…) puede darse
como pura comunicación y con un estilo perfecto pero también con cierta
estructura, cierta arquitectura sintáctica, cierta articulación de las
palabras, cierto ritmo en el uso de la puntuación o de las separaciones, cierta
cadencia que infunde algo que el oído interno del lector va a reconocer de
manera más o menos clara como elementos de carácter musical. (…)”
El poeta Arturo Carrera ha escrito y
reflexionado sobre el ritmo:
Las sensaciones ya no
son, sino la sensación, eso que es como un común denominador y que Deleuze
llamó ritmo. Ahí está todo. Lo había anunciado Mallarmé cuando dijo que el
poeta es un nudo de ritmos. Prosa y poesía son un nudo de ritmos que él desató
para propiciar la felicidad de la escritura en nuestra época: una especie de
literatura total donde estamos inmersos.
entonces las palabras
que repetimos pueden ser pulsos, acentos
entonces podemos repetir
como disparador o énfasis
entonces el jugar con
sonidos y significados que se atraen o se repelen
entonces encontraremos
maneras de armar esas tonalidades tan curiosas que tiene la escritura poética
entonces será un
experimento más en el que muy posiblemente encontraremos puertas que dan a
pasillos que no hubiéramos descubierto sin jugar
entonces hagamos la
prueba con la libertad de re elaborar nuestros significantes como una constelación
de puntos ordenados en el caos, que es lo que es toda escritura
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