domingo, 7 de agosto de 2022

capítulo 19 – la poesía para dar

 


como idioma profundo

o como lenguaje del deseo

también  como un campo mágico donde están permitidas otras lógicas que las del criterio de realidad utilitario y cotidiano

la poesía ha sido y es también un modo de invocar , de pedir

desde la poética de los rezos más antiguos

y a su vez de conjuros y hechizos

la poesía como una manera más de interpelar un algo más en lo inexplicable del universo

de tratar de dominarlo, al menos un poco, ya que al pronunciar el deseo en la fórmula poética se intentará que se cumpla


Y por eso antes, hace mucho, no había diferencia entre magia y poesía. Ernesto Cardenal, en su prólogo a la Antología de poesía primitiva, enuncia cómo muchos pueblos hacían y hacen poesía como una forma de crear su mundo, porque ambas se manifiestan como un aliento que crea y cura, una mística que une y deshace al individuo. Para esos pueblos, poesía y magia iban (¿van?) acompañadas de danza porque “establecen una relación o enlace entre los dos mundos, el mundo natural del acontecer diario y el sobrenatural. Y el mundo natural es presentado como una manifestación del mundo sobrenatural”.

 

por ejemplo en el mundo hindú:

Es posible observar que, en las escrituras sagradas del hinduismo, nadie está libre de o es inmune a la maldición, ni hombres ni dioses. Sólo aquel que profiere la maldición tiene el poder de apaciguar o reducir el castigo. Esto podría parecer contradictorio, ya que supuestamente los sabios tienen perfecto dominio sobre sus instintos -ira, deseo, arrogancia o soberbia, entre otros-, pero son ellos los que deciden lanzar maldiciones. Lo más sorprendente es que hasta las fuerzas supremas (Kŗşŋa o Vişŋu, por ejemplo), aun teniendo la capacidad y la posibilidad de ser inmunes a estos “castigos”, los aceptan, ya que, según varios textos filosóficos y religiosos antiguos, todo lo que sucede no es más que un jugueteo (Līlā)36 o una ilusión (Māyā)37 creados por la fuerza suprema misma. Y en este jugueteo, el uso del poder de la palabra, o las maldiciones, no son más que los catalizadores que dan nuevos rumbos a esta comedia divina que, vista desde una perspectiva limitada, parece una tragedia humana.


la misma lógica tienen nuestras invocaciones en las formulas cotidianas:

chau, que te vaya bien

que tengas buen viaje

suerte con ese examen

que dios te bendiga

y demás


pero en el juego de la escritura podemos crear nuestras propias formulas, permitiéndonos con simpleza el procedimiento poético, ya sea tomando cosas reales (que te salgan ricas las comidas) o imaginarias (que las hadas ablanden el pasto que pisas)

en el libro Dragón de Gustavo Roldán tenemos un ejemplo hermoso

 Bendición de Dragón


Que las lluvias que te mojen sean suaves y cálidas.
Que el viento llegue lleno del perfume de las flores.
Que los ríos te sean propicios y corran para el lado que quieras navegar.
Que las nubes cubran el sol cuando estés solo en el desierto.
Que los desiertos se llenen de árboles cuando los quieras atravesar. O que encuentres esas plantas mágicas que guardan en su raíz el agua que hace falta.
Que el frío y la nieve lleguen cuando estés en una cueva tibia.
Qué nunca te falte el fuego.
Que nunca te falte el agua.
Que nunca te falte el amor.
Tal vez el fuego se pueda prender.
Tal vez el agua pueda caer del cielo.
Si te falta el amor, no hay agua ni fuego que alcancen para seguir viviendo

                                                

también en el mismo libro tenemos por el contrario una maldición:

-con una lógica que parece inversa, parece casi bendición, pero un último verso terrible-

Que tengas comida hasta estar harto todos los días de tu vida.

Y que vivas muchos años.

Que nunca te falten ni el agua ni la luz.

Que los senderos sean suaves cuando los camines.

Que las espinas se aparten de tu lado.

Que tus enemigos te dejen pasar sin atacarte.

Que ningún dolor te hiera en el costado.

Que nadie te lastime a traición. Que nadie te ofenda ni siquiera con un gesto.

Que tengas todo lo que se pueda desear, por largos, larguísimos años.

Pero que te falte el amor.

 

Se denomina maldición a la expresión hablada o escrita de un deseo maligno dirigido a una o más personas con el poder mágico del lenguaje para desear se cumplan lo que se pide.

Estas creencias populares son también supersticiones que tienen mitos y leyendas. Algunas personas se sienten víctimas de las maldiciones y aún con consecuencias descendientes; por lo general se hace más alusión a la maldición que a la bendición como una de las interpretaciones del destino. En España se presenta la bien conocida maldición gitana que causa pavor.

Las maldiciones en la antigua Grecia y Roma llamadas katadesmoi (ataduras de los griegos) y tabulae defixiones (de los romanos)

 

Se escribía en tablilla de plomo u otros materiales para invocar a los espíritus deidad o demonio o muerto prematura y cumplir su objetivo. Por lo general la maldición se desea al enemigo que se quiere eliminar debido a robo, infidelidad, amor no correspondido, falta de respeto o daño a su dignidad.

Los romanos, etruscos y griegos practicaban este tipo de maldiciones y entre los griegos estaban los llamados “areteos”, o sea maldecidores; las maldiciones aparecen también en la Ilíada como la de Crises contra Agamenón y en la tragedia de Sófocles cuando Alcibiades fue desterrado después de la mutilación de Hermes; los sacerdotes de Atica excepto uno lanzaron con él una gran maldición


con algo de humor negro y extrañamiento poético Girondo tira una maldición así:

 

POEMA 21 - ESPANTAPÁJAROS 

Que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores descompuestos y de palabras rotas.

Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de araña; que sólo puedas alimentarte de barajas usadas y que el sueño te reduzca, como una aplanadora, al espesor de tu retrato.

Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas; que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte ante los tachos de basura y que todos los habitantes de la ciudad te confundan con un meadero.

Que cuando quieras decir: “Mi amor”, digas: “Pescado frito”; que tus manos intenten estrangularte a cada rato, y que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes en las salivaderas.

Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al acostarse junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela, y que después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa.

Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto, para que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia; que tu único entretenimiento consista en instalarte en la sala de espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo, y que te enamores, tan locamente, de una caja de hierro, que no puedas dejar, ni un solo instante, de lamerle la cerradura.

//

volviendo a las bendiciones –porque el tema es poesía para dar: para regalar un texto lindo, para dar buenos deseos creados para alguien en particular, para hacer una intención bella y solidaria hacia los demás:

 

 

Que la tierra ronronee bajo tus pies
cuando te saques los zapatos.
Que el aire
entre suave
te vuelva hilo
papel de seda
y aletee
cada uno de tus dedos.
Que la fruta madura
guarde el sabor del tiempo justo
para que no la olvides nunca.»

 Laura Devetach, «Fórmulas para desear el bien», en Canción y pico. 

 

este fragmento de Hamlet Lima Quintana

 

Deseo que la noche

se te transforme en música

y la mesa en un largo

sonido de campanas.

 

y en la canción de Joaquin Sabina el deseo individual que se da al pedirse se alterna entre lo individual y lo colectivo

Que el maquillaje no apague tu risa

Que el equipaje no lastre tus alas

Que el calendario no venga con prisas

Que el diccionario detenga las balas

 

Que las persianas corrijan la aurora

Que gane él quiero la guerra del pueblo

Que los que esperan no cuenten las horas

Que los que matan se mueran de miedo




este fragmento se atribuye a auna antigua fórmula celta:

Que los caminos se abran a tu encuentro, 
que el sol brille sobre tu rostro,
que la lluvia caiga suave sobre tus campos,
que el viento sople siempre a tu espalda.

 

podemos tener yo creo una linda conciencia –en relación también al poder  de la palabra *- de que escribimos para causar un efecto en el otro

ya hacerle sonreír es un efecto mágico, al mismo tiempo que transmitir una buena intención depende de la fuerza –la fe para algunas personas- la sinceridad y la poesía del vínculo humano

puede ser para tarjetas de cumpleaños, para fechas especiales o porque sí, para una persona determinada o para muchos

no hay fórmulas…  más que inventar con  imaginación y algo de humorismo nuevas maneras de desear e invocar la suerte

como una escritura que es un regalo que se da a alguien

ejemplo que escribí una vez...

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