domingo, 21 de agosto de 2022

Capítulo 20 – el arte de la consigna

 





Siempre recaigo en volver de vez en cuando a pensar la escritura como un diálogo, que de hecho lo es

a veces la singularidad más interesante de ese diálogo es que no sé con quién ni cuando estoy charlando, ni si por alguna vía llegará una respuesta a mis palabras –es un diálogo diferido

 

y al pensar en diálogo pienso en lo que las palabras de los otros –uno o una o varios- me generan y a la vez me desafían

 

las palabras del otro hacen surgir en mi la fuente de otras palabras

las palabras de los otros propician en mi una escritura propia

 

La dinámica de taller de escritura por otro lado, es más un momento de contagio que una clase en el sentido enseñanza –aprendizaje (como en la educación formal)


hay en el taller una horizontalidad y una retroalimentación entre todos, como nos propone Ezquiel Ander-Egg en su libro El taller una alternativa de renovación pedagógica:

 

A  diferencia  de  la  clase  donde  los  alumnos  constituyen

"el  auditorio",  en  el  taller  forman  un  "grupo  de  trabajo",

llevando  a  cabo  un  proceso  de  aprendizaje  en  equipo,  ya

sea  por  el  trabajo de  reflexión  como  por  la  acción.  De  este

modo  los  saberes,  capacidades  y  habilidades  de  cada  uno

son  tenidos  en  cuenta  como  un  elemento  fundamental  de

la  dinámica  del  proceso  de  enseñanza-aprendizaje.  El

conocimiento de  cada uno y de todos confluye  en el  trabajo

colectivo.  Ya  no  tienen  que  repetir  textos  como  papagayos

culturales,  sino  hacerse  responsables  de  su  propio  aprender

 

y también:

 

Para  decirlo  en  breve:  el  taller  reemplaza  el  mero  hablar

recapitulativo/repetitivo,  por  un  hacer  productivo  en  el  que

se  aprende  haciendo.


Por otra parte cuando hablamos de escritura tiene un rol fundamental la consigna

 

LA CONSIGNA la podemos nombrar como

 

un disparador

un desafío

una pregunta

una propuesta

una “tarea” a cumplir

una “piedra en el estanque”

un puntapié

un golpe de dados que no sabemos a dónde nos conduce

 

Como ha pasado en algunos encuentros, por momentos  esa malditísima autoexigencia que muchos llevamos dentro (enemiga de soltarse a escribir con libertad) toma a la consigna como una formula con la que hay que cumplir

como si no pudiéramos salirnos de un “resultado esperado”

 

Propongo por el contrario a la consigna como una “excusa de juego”

y ahora sí voy a tomar letra de un hermoso texto que conocí del lado de la expresión corporal pero habla de lo mismo

se llama El arte de la consigna y es de MARINA GUBBAY - DÉBORAH KALMAR referentes de la expresión corporal en Argentina:

 

La consigna es aquello que da el docente para tratar de generar algo en el otro.

Es un puente, una manera de llegar al otro.

Es un estímulo verbal para que el otro se ponga en acción.

Es pauta que trata de llegar al otro con lo que se dice.

Es un modo de despertar con la palabra la curiosidad en la exploración.

Es una dirección que orienta la investigación.

Es un recorte, una selección que favorece la atención.

Es lo que digo para que el alumno se interese en algo.

Es una provocación que genera imágenes y emoción.

Es un fósforo que enciende.

 

Una consigna, y otra, y otra, van generando un camino, con su comienzo, desarrollo y desenlace. El arte de dar consignas tiene que ver con encontrar qué decir para que el otro se ponga en acción en el sentido más amplio.

 

La consigna puede enunciarse como pregunta, es el arte de generar las preguntas. Otras veces pauta, ordena y organiza, también puede sugerir y provocar.

Como ven, en relación a las consignas de escritura ese sugerir o provocar es a veces lo que “enciende el fósforo”

 

y aquí también hablan como decía al principio de un cierto diálogo:

 

consciente y el inconsciente, improvisando entre esta asociación, a la vez, dirigida y libre. Sería algo así como dejarse mover por el canto del río que brota desde su cauce y, desde allí, se desparrama en movimiento con todo el permiso y con toda la emoción que trae aparejada. Este es un modo de ir de la consigna del docente hacia el enigma del alumno, dejándose llevar ambos por el misterio de la improvisación y así, entrar en terreno desconocido.


libro completo AQUÍ




el escritor Luciano Lamberti dice de las consignas de escritura

 

Las consignas son disparadores, formas de juego, pero también metas y desafíos que el escritor en ciernes debe sortear. Fogwill decía que en un taller literario, mano a mano con Pauls, él le ganaba. Más allá de la chicana, y de quién sería el hipotético Profesor de ese grandioso taller, creo que lo quería decir es que en el fondo cualquier escritor piensa a través de consignas, incluso de las más tontas (a veces las más tontas son las mejores). Como es una hermosa mañana helada que ya anuncia el invierno, y hoy me levanté generoso y dicharachero, acá van algunas consignas de mi propia cosecha. Espero que les sirvan a ustedes, mis siempre monstruosos lectores, para escribir cuentos vibrantes, llenos de sentido y honestidad, que conmuevan a sus propios lectores y sigan resonando largamente en ellos.

 

1. Tomar un libro cualquiera de tu biblioteca. Leer el principio. Copiarlo. Buscar otro libro y leer el final. Escribir todo lo queda en el medio. Acordarse de borrar el principio y el final por obvias razones.

2. Escribir un cuento a partir de la pregunta presente en este maravilloso cuento de Bradbury: ¿Qué harías si supieras que esta es la última noche del mundo?

3. Leer “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”, de Borges. Escribir la vida de un personaje desde que nace hasta que se muere. Después pensar en el momento en el que ese personaje “sabe para siempre quién es”, dejar lo necesario para que se entienda ese momento y eliminar todo lo demás.

4. Leer este cuento de Hebe Huart  (Cómo vuelvo) y escribir una confesión de un personaje a un desconocido

 

En mayor o menor medida, todo texto contiene una consigna. Es el “Y si…” del que se habla en tantos manuales de guión. A veces es una chispa que se apaga enseguida, pero a veces un incendio que termina por consumirlos a todos, empezando por el mismo escritor.

 

Cualquier persona puede inventar consignas y la idea desde este taller es que quien quiera pueda ser tallerista del otro, ya sea realizando Talleres propios, o incluso con gente amiga en ámbitos cotidianos

 

Hablando de ámbitos cotidianos… 

 hoy en día mucho “tallerismo” de amigos se ha dado y de lindas maneras por las redes sociales (en nuestra ciudad por ejemplo generó libros colectivos con las propuestas de Alejandra Fernandez en pandemia)

y aparecen por allí muchos desafíos a la poesía, a lecturas y escrituras, e incluso juegos interesantes como en algunas placas que se comparten y usan el azar surrealista para crear un lindo efecto



 

Inventar una consigna es invitar a los demás a jugar

 

Para ello algunos ingredientes son los llamados “temas”

 

el tiempo

la muerte

el amor

un hecho social e histórico

 

y las podemos formular sencillamente como “escribir acerca de…”

 

Vivencias más específicas, objetos, sentimientos, todo lo interminable que hace a lo humano. Y como cuando vimos el binomio fantástico, casi siempre es fructífero unir dos elementos:

 

escribir algo con:

 

tristeza y ventana

amor y viaje

reloj y caballo

 

Otras formulaciones son de forma:

 

escribir en primera persona

cambiar todos los verbos a futuro

usar palabras inventadas

 

otras se presentan como cuestionarios: 1. ¿Dónde estará ahora el agua con la que se lavó la cara esta mañana? 2. De qué color son los bere-beres? 3. ¿Tiene experiencia previa? 4. ¿Quién mete tanto ruido? 5. ¿Qué piensan los sapos de las luciérnagas? 6. ¿Cada cuanto tiempo? 7. ¿Cómo es la guerra? 8. ¿Quién se llevó el jarrón?

 

o también

contá cómo es tu barrio

 

cambiar formas y géneros: pasar un poema a carta

una noticia a poema

escribir todo con un color

y así

 

por supuesto las consignas funcionan en cada persona de manera diferente, “prenden” más o menos, incluso dependiendo del momento y del día y tantas cosas de la vida que influyen en nuestra predisposición y nuestra “inspiración”

 

por lo tanto propongo que nos larguemos a jugar con la imaginación a inventarle al otro consignas para generar una escritura

y después se verá qué surge

 

segura y misteriosamente emerge allí lo inesperado

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